Las funciones básicas de un diputado son tres: legislar, controlar y representar. Nada más pero nada menos. Pareciera que estas funciones básicas y elementales son claras y concisas. Pero la vorágine electorera en la que permanece constantemente atrapada la vida pública nacional impide que los ciudadanos razonen su voto y lo confíen al candidato que tenga mayor capacidad para cumplir sus obligaciones a cabalidad.
Legislar. Los diputados tienen la obligación de crear, reformar, adicionar y en su caso derogar las leyes que nos rigen. El diputado es uno de los sujetos legalmente facultados para proponer leyes nuevas junto con el presidente de la República, los Senadores y los congresos locales.
De entre todas las leyes, acaso la que reviste mayor importancia o al menos crea mayor impacto entre sus representados, es el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). La aprobación del PEF, es facultad exclusiva de la Cámara de Diputados de acuerdo al artículo 74 fracción IV de la Constitución Política de los estados Unidos Mexicanos: Aprobar anualmente el Presupuesto de Egresos de la Federación, previo examen, discusión y, en su caso, modificación del Proyecto enviado por el Ejecutivo Federal, una vez aprobadas las contribuciones que, a su juicio, deben decretarse para cubrirlo. Asimismo, podrá autorizar en dicho Presupuesto las erogaciones plurianuales para aquellos proyectos de inversión en infraestructura que se determinen conforme a lo dispuesto en la ley reglamentaria; las erogaciones correspondientes deberán incluirse en los subsecuentes Presupuestos de Egresos.
De esta ley federal, se desprenden las acciones, obras y programas que habrán de realizarse en cada rincón de la República. Es precisamente entre los recovecos del PEF, donde un legislador hábil, puede asignar recursos (etiquetar) para atender las distintas demandas de la población. El PEF es tan grande y tan complejo, que la labor tenaz y enfocada de uno sólo de los diputados, puede lograr cambios significativos en determinada región de la nación. Por poner sólo un ejemplo, para el ejercicio 2009, los diputados, lograron asignar de manera exclusiva para los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, 2,350,000,000 (Dos mil trecientos cincuenta millones de pesos) dentro del ramo 23, Fondo Regional.
Un solo diputado puede lograr que en su distrito se construya la tan anhelada carretera o que se destinen recursos para determinado programa u obra. El problema reside en que –salvo honrosas excepciones–, los políticos que llegan al Congreso, se preocupan más por promover exhortos y puntos de acuerdo inservibles, bizantinos, inútiles y electoreros que por estudiar a fondo las tripas del presupuesto. La mayoría sueña con convertirse en estrella de la prensa a base de declaraciones escandalosas vertidas desde la máxima tribuna de la nación, sin darse cuenta de que el trabajo importante, el que transforma y reforma de manera real, está tras bambalinas en el cabildeo de los recursos.
De ahí la importancia de contar en la cámara de diputados con hombres y mujeres con capacidad de concertación y de gestión y con conocimientos amplios en materia presupuestal. Del lado del ejecutivo, los técnicos que elaboran el presupuesto, dedican gran parte del trabajo anual a preparar la estrategia para la aprobación del presupuesto mientras que del lado de los legisladores, pareciera que la preocupación principal es la inminente salida a las vacaciones navideñas o el negociar jugosos aguinaldos. Los técnicos de Hacienda, sabedores de la incapacidad e ignorancia de muchos de los legisladores, juegan al viejo truco del recorte anunciado, bajan previsiones cambiarias, suben previsiones inflacionarias y en general especulan con los datos macroeconómicos y de referencia, sabedores que difícilmente encontrarán algún legislador que les pueda discutir palmo a palmo y en su mismo lenguaje.
Por eso es importante contar con legisladores altamente capacitados y que conozcan de presupuesto. Que estén dotados técnicamente. Que sepan de economía, de leyes y del intríngulis gubernamental. Que sepan cómo y de qué se compone un presupuesto. Que conozcan a sus contrapartes en el gobierno. Que sean profesionales del servicio público y no simples jilguerillos calienta curules.
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