lunes, 27 de julio de 2009

Deslinde

Zeferino Torreblanca anunció el pasado miércoles que se deslindaba de “las practicas corruptas del PRD, (…) deslindarme de la formula en la que el PRD es solamente un instrumento de corrientes y de grupos…” Añadió: “no me deslindo del PRD, me deslindo de sus malos dirigentes, de los que lo tienen secuestrado... creo que la solución no está en cambiar a la dirección del partido, si seguimos teniendo al partido secuestrado en función de corrientes lo único que vamos a hacer es cambiar de camiseta pero no cambiar a fondo la directriz del PRD”

De manera inmediata, aún sin conocer las declaraciones de Torreblanca, los personeros del pasado, se apresuraron a descalificar a Torreblanca colgándole un sin número de epítetos. Yo creo que las opiniones, –todas ellas respetables– de algunos compañeros perredistas contra el posicionamiento del gobernador, están hechas con las tripas más que con el cerebro y a partir del principio muy humano de la lucha por la supervivencia personal.

La parte sustancial del llamado del gobernador es a la construcción de una alianza progresista de izquierda que sea lo suficientemente amplia como sea necesario para que en ella puedan caber todas aquellas fuerzas políticas y sociales que se niegan a ver como el PRI recupera espacios mientras los perredistas nos quedamos como el chinito.

No es la hora de la quema de brujas ni de los Torquemada tropicales. El dilema no es quién es el candidato sino cómo ganar la gubernatura aglutinando a las distintas fuerzas democráticas que se resisten a la idea de que regresen los mismos de siempre disfrazados de verdes corderos. Y en esta gran alianza deben de tener cabida todos: desde los luchadores que se fueron del PRD para unirse a Convergencia y PT hasta las organizaciones intermedias (productivas y gremiales); desde los priistas de avanzada –que ven con tristeza como los dinosaurios los desplazan nuevamente– hasta las clases medias y altas que recuerdan las practicas del viejo régimen que no se acaba de ir.

Lo primero que hay que hacer, en la mejor tradición de la izquierda es un ejercicio de crítica y autocrítica. Hacer un análisis serio de lo que hicimos y lo que dejamos de hacer en el último tramo de la actividad política. ¿En verdad los miembros del comité ejecutivo nacional y del secretariado estatal se sienten satisfechos de su esfuerzo personal? ¿Seguirán creyendo que las elecciones se ganan en interminables y estériles reuniones kilométricas y de “evaluación”, realizadas en la comodidad de las oficinas? ¿Serán concientes de que a nivel de cancha los militantes ni los conocen ni les interesan sus discusiones pírricas? ¿Sabrán que una cosa es la opinión pública y otra la opinión publicada?

Deslindarse no es sinónimo de separarse. Deslindarse es fijar linderos, aclarar algo de modo que no haya confusión en ello. Deslindarse de la practicas y formulas corruptas significa en primer lugar aceptar las culpas propias. Al sugerir a los miembros de IR que disuelvan su corriente, Torreblanca está admitiendo de manera implícita que se equivocó al crear un grupo propio al interior del PRD en lugar de convertirse en el armonizador de las distintas partes. Está admitiendo que fue parte y no juez. Hoy, al llamar a la construcción de un “gran movimiento” no se aleja del PRD sino que se acerca a la sociedad. Si para los dueños de la franquicia, acercarse a la sociedad es alejarse del partido pues ese es problema de ellos.

Decir que el único culpable de las derrotas del PRD es el gobernador y la decepción de la gente en su gobierno, es ignorar, de entrada, que la victoria histórica del PRD en 2005 se dio gracias a la suma de muchos actores y sectores de la sociedad que a partir de las elecciones municipales y legislativas de octubre del mismo 2005 se sintió abandonada por un PRD que se encerró en si mismo. Este modelo hizo crisis en las elecciones de 2008 y tocó fondo en las federales del 5 de julio pasado. En realidad el PRI gana poco o nada. Es la izquierda la que al romper su alianza permitió el regreso de los de siempre. Si a la gran alianza progresista, le sumamos los votos del PAN que ya en febrero de 2005 se decantaron mayoritariamente por Zeferino, tendremos ahí la suma de votos necesaria para impedir que el PRI, que ya vocifera tener “tres cuartas partes del cuerpo” dentro de Casa Guerrero, realice su sueño regresionista.

Los únicos que parecen darse cuenta de ello, son los priistas que harán todo lo que esté a su alcance por impedir una Gran Alianza Progresista por Guerrero. Saben que si la alianza se logra la lucha será cuerpo a cuerpo. Ellos apostarán al rompimiento de los grupos que envueltos en la bandera del puritanismo intentará lanzar el movimiento al vacío a cambio de un suculento plato de lentejas.

domingo, 26 de julio de 2009

Síndrome del Cangrejo


Pasan los sexenios se acumulan los programas y vamos cada día peor.... Y son los datos de los organismos oficiales ehhh

lunes, 20 de julio de 2009

Refundar

“… si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie. […] ¿Y qué ocurrirá entonces? ¡Bah! Negociaciones punteadas con inocuos tiros de fusil, y luego todo seguirá lo mismo, pero todo estará cambiado.”
Giuseppe Tomasi di Lampedusa, El Gatopardo (1958).


El PRD nació como la gran casa que daría alojo al movimiento nacional surgido a raíz de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la presidencia de la República en 1988. La heterogeneidad y diversidad de los diferentes integrantes del Frente Democrático Nacional (donde había desde priistas hasta ex guerrilleros) requería que la nueva casa fuera lo suficientemente ecléctica para que en ella cupieran y pudieran cohabitar todos sin sentirse incómodos. Más aún, en la arquitectura institucional del PRD se incluyó todo un capítulo (el XIV del Estatuto) mediante el cual se institucionalizaba e intentaba regular la existencia de las llamadas “corrientes de opinión” es decir, las tribus.

El PRD actual no responde ya a las necesidades ni del país ni del movimiento popular. El PRD se ha convertido en una empresa gobernada por burócratas profesionales que no tienen ni idea de la realidad nacional. El PRD y las corrientes se han convertido en agencias de colocación para acceder a puestos públicos y de elección popular. El PRD actual no ha sabido abanderar las luchas de la base ni orientar la batalla política nacional. Desde los municipios se percibe a las dirigencias estatales y nacional lejanas y burocratizadas. Los “dirigentes” no salen de sus cómodas oficinas capitalinas y de los comederos y cafés de grillos. Las candidaturas no se determinan en base a los meritos o capacidades, se reparten en función del peso de cada tribu.

El PRD ha dejado de tener un Proyecto de Nación. En cambio, cada uno de sus “dirigentes” opinan indiscriminadamente sobre cada tema de acuerdo a filias y fobias grupales. La formación política es inexistente. El debate ideológico ni se da ni se propicia. El PRD ha extraviado incluso algunos de los valores fundamentales que existían en las formaciones tradicionales de izquierda como la fraternidad, la solidaridad y la camaradería. La democracia interna es la más cuestionada por propios y extraños. Paradójicamente el partido que promulga la revolución democrática, carece de ella. En el PRD no existen los líderes sino los caudillos infalibles poseedores de la verdad absoluta con sus respectivos apóstoles estatales, regionales y municipales. No tenemos medios de difusión modernos; no hay recambio generacional, la gerontocracia ocupa todos los espacios, los jóvenes, las mujeres, los indígenas y demás grupos vulnerables, sólo son tomados en cuenta para simular con las cuotas y acciones afirmativas.

Sin embargo, el PRD tiene entre sus filas la mayor riqueza a la que cualquier organización política pueda aspirar y esta es su magnífica y heroica militancia, comprometida, luchadora y trabajadora. En todos los rincones del país, son los perredistas de a pie los primeros en dar un paso adelante frente a la injusticia y la desigualdad. En cada rincón del estado de Guerrero, Tabasco o Michoacán existen militantes que muestran orgullosos, como medallas de guerra, las credenciales de afiliados firmadas por Cárdenas y las acreditaciones de plantones, éxodos y demás hazañas y reliquias de la lucha por la democracia.

La crisis del PRD es grave y profunda. Los que no quieren verlo son aquellos que parasitan alegremente parapetados en las diferentes tribus. Aquellos que pudieron colocar a sus incondicionales, familiares o a sus compañeros sentimentales en puestos de elección o de dirección. Aquellos a los que no les importa que el partido haya obtenido el 12% de la votación porque de cualquier manera con este les alcanza para 70 diputados, unos 20 senadores y sus respectivas prerrogativas. Les tiene sin cuidado que en algunas entidades (Campeche) se haya caído hasta el sexto lugar de la votación; que en al menos siete (Aguascalientes, Baja California, Colima, Chihuahua, Durango, Nuevo León y Sinaloa) al quinto lugar; y que en Coahuila, Guanajuato Jalisco, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Yucatán, ocupemos el cuarto lugar. No les interesa ser gobierno porque de hecho les iba mejor siendo oposición y arreglándose con el gobernante en turno. No les interesa triunfar electoralmente porque siempre ganan perdiendo y transando.

La única salida que veo para el PRD proviene –paradójicamente– de uno de los caudillos que contribuyeron a su debacle. Cuauhtémoc Cárdenas propone: “… aplicar los mandatos del estatuto para volver a la legalidad interna… convocatoria del Presidente del partido para que se reúna el Consejo Nacional… el Presidente, el Comité Ejecutivo y los integrantes de todas las comisiones y órganos de dirección y representación debieran presentar su renuncia ante el citado Consejo.
Dado este paso, el Consejo tendría que proceder a realizar las necesarias substituciones, a las que daría el carácter de provisionales y a las que mandataría poner en marcha un proceso de reorganización del partido, a partir de la renovación y fortalecimiento de sus bases territoriales y la vinculación con las verdaderas problemáticas populares y nacionales. Hecha la designación de los cuerpos y dirigentes provisionales, el actual Consejo Nacional debiera votar su propia disolución.
La dirección provisional debiera ser dotada de plenas facultades para el gobierno, la reorganización y conducción del partido en el período de transición, que tendría que abrirse desde este momento y hasta la elección del nuevo Presidente, Secretario General y Consejo Nacional, que debiera celebrarse después de la realización de un Congreso Nacional Extraordinario en el que se aprobaran nuevos documentos básicos y un padrón levantado a partir de la reafiliación de los militantes y de llevar a cabo, simultáneamente, una intensa campaña de afiliación. Se trata de reconstruir el partido desde sus bases
.”

Nada se resolverá cambiando a unos por otros. Si no nos transformamos profundamente podemos cambiar todo pero todo permanecerá igual. El PRD ha abandonado su alianza con la sociedad a cambio de un matrimonio por conveniencia con los poderes fácticos. En las condiciones actuales ni la dirigencia nacional ni las estatales representan a nadie. Por dignidad –si es que tuvieran alguna– debieran hacerse a un lado y permitir que el aire fresco ventile la casa que alguna vez fue de todos y que hoy es ocupada por un puñado de burócratas adocenados.

jueves, 16 de julio de 2009

De Cuauhtémoc Cárdenas a los Militantes del PRD

A LOS MILITANTES DEL PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA:
UN ÚLTIMO LLAMAMIENTO.

Cuauhtémoc Cárdenas.
15 de julio del 2009.


Seriamente preocupado por el descrédito y la pérdida de autoridad moral del Partido de la Revolución Democrática frente a la ciudadanía y a la opinión pública en general, quiero compartir con mis compañeros las siguientes reflexiones:

En marzo del año pasado, después de la cuestionada elección para renovar la dirección del partido, advertí de la fuerte confrontación y fractura que vivía nuestra organización y plantee públicamente un camino de solución: la renuncia de todos los contendientes a los cargos de elección, la disolución de los cuerpos de dirección del partido y su substitución por entes provisionales, para permitir con ello la recomposición y reencauzamiento de nuestra organización. Ninguna respuesta ni comentario merecí de la dirección o de los liderazgos internos, pues prevalecieron los intereses de facción, el sectarismo y la intolerancia.

Nada se arregló. El enfrentamiento se ha hecho más agudo y virulento conforme el tiempo ha transcurrido. Entre los resultados más graves de esa confrontación se encuentran el permanente quebrantamiento de las disposiciones estatutarias por parte de las instancias de dirección, individuales y colectivas, sea para responder a presiones clientelares y sectarias, sea mostrándose complacientes ante la violación de la regla, así como la parálisis en la que se ha mantenido al partido respecto al trabajo para su crecimiento como organización y la falta de debate interno y de propuestas sobre los grandes problemas de la nación.

En esas condiciones, el desempeño electoral del pasado 5 de julio resultó lógico. No podía esperarse otro. Ratifica la condición de grave empantanamiento que vive el PRD. Sin embargo, y es un hecho que no debe desestimarse, donde el PRD ha mantenido un trabajo de organización desde la base y donde los compromisos adquiridos se han cumplido, el partido se ha conservado como fuerza política competitiva y de significación.

El 7 de julio pasado, me visitaron y cambié impresiones con varios dirigentes del partido, incluido el Presidente. Se planteó en esa ocasión convocar a una reunión incluyente, no pública ni anunciada por conducto de los medios de información, en la que participarían el Presidente y Secretaria General del partido, los coordinadores y ex coordinadores parlamentarios, gobernadores, ex gobernadores y los ex presidentes, para analizar posibles propuestas que pudieran hacerse tanto a los colectivos de dirección como a la militancia en su conjunto, para superar la actual situación del partido, empezando porque se tomarían, aun antes de la citada reunión, decisiones que permitirían iniciar el proceso de recuperación de la legalidad interna, en particular que se anunciaría la pérdida de derechos partidarios de quienes hubieran contendido contra el PRD. A la reunión celebrada el pasado 11 de julio en Morelia se convocó con parcialidad, razón de algunas ausencias y de inexplicables presencias.

Los asistentes a esa reunión, algunos dirigentes del partido y líderes de grupos de presión, algunos gobernadores, algunos ex gobernadores y ex presidentes del partido, coordinadores parlamentarios y algunos más, aun cuando lo hayan hecho con la mejor buena fe, convinieron, según la información pública, si no explícitamente sí en los hechos, desentenderse del mandato de hacer valer la legalidad interna, decretando, también sin hacerlo explícito, incumpliendo toda norma y sin estar facultados para ello, una amnistía para que se mantengan como militantes del partido quienes contendieron en su contra postulados, a decir de la Secretaria General del partido, por el PRI, PAN, PT, Convergencia, PSD, etc., en las recientes elecciones del 5 de julio.

A este respecto cabe recordar que el 5 de julio de 2007, el entonces Presidente del PRD, por cierto, uno de los no invitados a la reunión de Morelia, dio a conocer en los medios informativos que se iniciaba un procedimiento de suspensión de los derechos partidarios contra varios miembros del partido por apoyar a otras fuerzas políticas en las elecciones locales de Zacatecas. Sobre el mismo caso, la Gobernadora de aquel Estado declaró entonces que los Estatutos del PRD “establecen que quienes apoyen a candidatos de otros organismos políticos, o se postulen bajo otras siglas, no se les expulsa sino que automáticamente se colocan fuera del PRD”.

Desde Morelia también, los ahí reunidos hicieron un llamado abstracto a la unidad de la izquierda, sin haber llegado previamente a acuerdos, ni entre sí que se sepa ni con nadie más, sobre programas y principios, como si las declaraciones de unidad por si solas hicieran fuertes a las organizaciones y resolvieran los problemas.

Tal como está el PRD, en lo que todos y cada uno de sus militantes tenemos responsabilidad, es incapaz de dar viabilidad a su proyecto democrático y progresista de nación y sobre todo, no le es de ninguna utilidad al pueblo mexicano.

En estas circunstancias, es momento para que cada militante y el partido como colectivo llevemos a cabo una seria reflexión autocrítica. Es tiempo de recordar que en el llamamiento que convocó a la formación del PRD se dijo: “Queremos que nuestra organización sea un instrumento de la sociedad, y no tan sólo de sus miembros o dirigentes, y para ello tendrá que dar en sus normas democráticas, en su vida interna, en la transparencia de sus recursos, en la autonomía de sus componentes regionales, en la libertad de tendencias y corrientes en su seno, en la unidad y en el respeto a las decisiones colectivas y, sobre todo, en la conducta personal de cada uno de sus miembros, la imagen tangible de aquello que se propone para el país y para la sociedad”.

En la coyuntura política que vivimos, nuestro compromiso prioritario es revertir la embestida reaccionaria y entreguista. Condición para ser exitosos en esta causa es contar con una organización con fortaleza política y autoridad moral, capaz de convocar y encabezar la transformación progresista y democrática del país. Estamos de nueva cuenta frente a la necesidad de tomar decisiones valientes y generosas, que al reposicionarnos en el ánimo de la ciudadanía nos devuelvan la hoy perdida autoridad moral.

Los problemas políticos se resuelven con medidas políticas. Los problemas de mayor complejidad y dificultad, demandan la mayoría de las veces de decisiones valientes, que hagan prevalecer los principios sobre cualquier interés individual o de grupo. Los problemas que hoy confronta el PRD no se resolverán con medidas administrativas sino con decisiones políticas de gran alcance, tomadas dentro de nuestras normas estatutarias.

Procedería entonces, a mi entender y antes que otra cosa, aplicar los mandatos del estatuto para volver a la legalidad interna. Inmediatamente después, debiera darse la convocatoria del Presidente del partido para que se reúna el Consejo Nacional. Reunido éste, el Presidente, el Comité Ejecutivo y los integrantes de todas las comisiones y órganos de dirección y representación debieran presentar su renuncia ante el citado Consejo.

Dado este paso, el Consejo tendría que proceder a realizar las necesarias substituciones, a las que daría el carácter de provisionales y a las que mandataría poner en marcha un proceso de reorganización del partido, a partir de la renovación y fortalecimiento de sus bases territoriales y la vinculación con las verdaderas problemáticas populares y nacionales. Hecha la designación de los cuerpos y dirigentes provisionales, el actual Consejo Nacional debiera votar su propia disolución.

La dirección provisional debiera ser dotada de plenas facultades para el gobierno, la reorganización y conducción del partido en el período de transición, que tendría que abrirse desde este momento y hasta la elección del nuevo Presidente, Secretario General y Consejo Nacional, que debiera celebrarse después de la realización de un Congreso Nacional Extraordinario en el que se aprobaran nuevos documentos básicos y un padrón levantado a partir de la reafiliación de los militantes y de llevar a cabo, simultáneamente, una intensa campaña de afiliación. Se trata de reconstruir el partido desde sus bases.

La dirección que se designe con carácter provisional tendría, ante la militancia y la nación, la responsabilidad de poner en práctica una política hacia el interior del partido y hacia el exterior que represente una verdadera regeneración, con la que se identifiquen los miembros del partido leales a sus principios fundacionales, que sancione sin contemplaciones toda violación a la legalidad interna, que ponga fin al sistema corporativo y clientelar de cuotas en la integración de los cuerpos de dirección y en la selección de candidatos a cargos de elección popular, que desde dentro y desde afuera se reconozca por la ética en las conductas y por la autoridad moral recuperada.

El partido en sus condiciones actuales está incapacitado para cumplir con el compromiso que tiene con el pueblo y la nación, compromiso que surge de los grandes movimientos de reivindicación del siglo XX y que asumió el PRD desde su fundación. El partido en sus condiciones actuales está traicionando a sus muertos y lastrado como se encuentra por las violaciones a sus reglas internas, pierde su condición de instrumento de lucha por la soberanía de la nación, el progreso y la democracia.

Al mismo tiempo que se toman e instrumentan todas las decisiones anteriores, es indispensable la disolución de los grupos de presión dentro del partido, las mal llamadas corrientes, que han privilegiado intereses personalistas y de facción y que han sido causa principal de las prácticas sectarias y clientelares, así como de las actitudes de intolerancia que han inhibido la libre discusión de ideas y propuestas, ahondando las fracturas y los desencuentros.

Convoco a mis compañeros a compartir conmigo estas propuestas y a apelar a la conciencia y responsabilidad de los dirigentes del partido para que nos escuchen y den pronta respuesta. Estamos ante la última oportunidad para que no se pierda un instrumento que con el sacrificio y el esfuerzo de miles de mujeres y hombres de todos los rincones del país fue construido, como dice nuestro Llamamiento originario, para promover la democratización de la sociedad y de las instituciones estatales; defender y hacer respetar el voto ciudadano; luchar por la liberación de los sindicatos y organizaciones de trabajadores, campesinos y populares de toda burocracia corrompida; poner un alto a la destrucción consciente y sistemática de las instituciones y creaciones de la Revolución Mexicana: el ejido, la cooperativa, el contrato colectivo de trabajo, el sindicato, la empresa pública en las ramas donde nuestra independencia económica la hace imprescindible; impulsar la educación pública laica y gratuita; defender e imponer la independencia de la justicia, la dignidad del individuo, los derechos y garantías consagrados en nuestra Constitución, el cese de toda represión política o ilegal; combatir la corrupción, el privilegio, la injusticia, el despotismo de gobernantes, funcionarios y poderosos, el caciquismo, la arbitrariedad, el uso patrimonial de los fondos públicos; promover la igualdad, la libertad y la solidaridad como valores rectores de nuestra vida ciudadana.

Alcemos nuestras voces y ratifiquemos con este llamado a nuestras propias conciencias y responsabilidades y a nuestros compañeros, el compromiso de levantar un México de hombres y mujeres libres e iguales ante la ley y ante la vida, una patria democrática, solidaria y generosa, una patria para todos.


www.ccardenass.org www.fundad.org

lunes, 13 de julio de 2009

Cónclave

Dicen los expertos que el primer paso para corregir un defecto es reconocerlo. El sábado por la tarde, mientras Michoacán era fuertemente golpeado por el fuego criminal, en un hotel de Morelia, los jerarcas del Partido de la Revolución Democrática se encerraban para intentar explicarse el varapalo recibido en las urnas apenas el domingo anterior.

Debo decir que el resultado de tan sesudas deliberaciones me decepcionó profundamente. Ni un ápice de autocrítica. “Amnistía” para los militantes que apoyaron a otros partidos (pégame pero no me dejes), buscar la reconciliación con AMLO (o sea que sí había rompimiento) y que la dirigencia nacional se mantenga en sus puestos. Es decir, quedarnos exactamente igual que como estábamos antes del 5 de julio.

Los doctores que se reunieron en cónclave han dictaminado que el paciente no está ni enfermo. Han dictaminado que por el momento lo más importante es que el cuerpo médico se mantenga unido. Por el momento no es necesario hacer análisis ni aplicar tratamientos, lo importante es que los doctores se mantengan cohesionados y logren que el galeno que encabezaba el equipo antes de provocarle el coma regrese para intentar revivir al paciente.

Me resisto a la idea de que diez obispos se encierren en una suite a definir el destino del movimiento popular hecho partido. El PRD es un gran partido con la mejor militancia que se pueda encontrar. El problema no son los soldados sino los generales. La única salida posible a un problema de este tamaño es la discusión en un Congreso Nacional del destino del partido.

Propongo disolver las dirigencias, pedirle al IFE que organice un proceso interno para elegir delegados a un Congreso y en él, definir democráticamente el rumbo del partido. El mejor legado que puede hacer la dirigencia actual es la conducción a una Gran Asamblea Nacional de refundación del partido. La estructura alrededor de la cual se organizó el movimiento social hace 20 años, no responde ya a la actualidad política del país y mientras no nos adaptemos a esa realidad, seguiremos colisionando con la realidad. El PRD, tiene que ser un movimiento flexible a las alianzas pero al mismo tiempo dinámico y disciplinado.

El peor error que se puede cometer es seguir creyendo que el problema no existe y que los defectos se solucionan simplemente ignorandolos.

PD: Leoncio. Si tuviera que utilizar una sola palabra para intentar describir a mi amigo Leoncio Domínguez diría solidario. Los que de alguna manera vivíamos a su alrededor, podemos dar fe de las decenas y decenas de gestiones que Leoncio realizaba en nombre de otros. Nunca para él, siempre para los demás. En esta última etapa, Leoncio solía aparecer por mi oficina acompañado de Carlos Reyes y una batería de proyectos culturales, sociales y políticos que difícilmente llegarían a buen término. Pero eso nunca detenía al buen Leoncio que al poco tiempo regresaba con las pilas cargadas y un nuevo legajo de ideas bajo el brazo.

A principios de este año, impulsados por él, intentamos crear un nuevo grupo (Marqués) que jamás llegó a cuajar principalmente por los males atávicos que rodean a dichos proyectos: el burocratismo, el dogmatismo y la maldita costumbre de convertirse en una asociación para “bajar” recursos del gobierno.

Pocos saben que él fue el más incesante promotor y gestor para Othón Salazar en sus últimos días. Desde luego que la historia, las notas periodísticas y las fotografías no lo consignan así pero los que estuvimos cerca de ese trágico suceso sabemos que Leoncio insistió hasta el último día para que llegara el reconocimiento oficial al maestro de la montaña. Leoncio hizo el trabajo, otros se tomaron las fotos. Esta es la historia de los gestores y promotores anónimos a los que les mueve el deseo de ayudar y de crear y nunca el de figurar o protagonizar. Descanse en paz.

martes, 7 de julio de 2009

Lecciones de las Elecciones

Locura: hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados distintos. Albert Einstein


Las jornada electoral del 05 de julio concluyó y comienza el momento de las evaluaciones y los análisis. Comparto algunas reflexiones partir de mi humilde experiencia como Coordinador General de la Campaña del PRD en el distrito 03 de la Costa Grande de Guerrero.

Con el 100% de las actas computadas en el PREP, el candidato del PRD Armando Ríos Piter, obtuvo 44,804 votos (el 48.21%) contra 37,854 (40.73%) de candidato del PRI. El resto de los partidos consigue votaciones testimoniales (PAN, 3.21%; PT 0.9%; CONV 0.42%; VERDE 1.98%; PSD 0.23%; PANAL 1.86%). El voto nulo fue de 2.33% y la participación del 37.72%.
Armando Ríos Piter es el diputado más votado del Estado de Guerrero. Su rival, Cervando Ayala, fue, a pesar de haber perdido, el candidato del PRI más votado. Armando Ríos Piter consiguió para el PRD 9,727 votos más que la suma de los distritos 04 y 09 de Acapulco (35,077); 4.4 veces más que en Chilpancingo (10,161) y casi tantos como Chilapa y Ayutla juntos (47,848).

¿Cómo se consiguió una hazaña de tal envergadura en medio del repunte priista y la debacle perredista? Aquí algunas claves a manera de apunte.

El panorama político electoral en Costa Grande se antojaba sumamente adverso para el PRD después de las elecciones locales de octubre pasado, donde se perdieron importantes bastiones como Técpan, Petatlán y Zihuatanejo. En números absolutos, el PRD se encontraba 12,000 votos abajo del PRI. Ese era el panorama con que enfrentamos esta elección, información que se confirmó con las encuestas de opinión que realizaron Consulta Mitofsky y Parametría con el objeto de seleccionar al candidato del partido.

Unidad. Desde finales de 2008, diversos compañeros tuvieron la visionaria iniciativa de formar la Coordinadora Regional del PRD en la Costa Grande para aglutinar al partido que se caía a pedazos tras las estrepitosas derrotas del 05 octubre. Este primer esfuerzo por lograr la unidad surgió de abajo hacia arriba, es decir, de los comités municipales hacia las cúpulas y no al revés como suele hacerse. La coordinadora habría de convertirse posteriormente en el armazón alrededor del cual se organizó la campaña.

En el tercer distrito había dos precandidatos con amplias posibilidades de hacerse con la candidatura y con la diputación. El reto consistía en ganar la candidatura sin perder el partido. Uno de los principales acuerdos de la Coordinadora, ratificado por los dos precandidatos, fue que se apoyaría sin reservas al candidato que resultara ganador en la encuesta que para tal efecto se levantaría. Así ocurrió. Es muy importante señalar y hacer público el apoyo total, incondicional y decidido que tanto Carlos Reyes como Silvano Blanco, líderes del Polo Guerrerense de Izquierda en Costa Grande tuvieron hacia la candidatura una vez que la encuesta arrojó que el ganador era Armando Ríos Piter. A partir de la unidad de los precandidatos punteros fue más sencillo amalgamar al resto de los grupos alrededor del ganador.

Candidato. El miembro más reconocido o más popular del partido no siempre es el mejor candidato. Muy a menudo se nos olvida que las elecciones se ganan con los simpatizantes del partido más los electores de la sociedad civil que no se identifican con éste o que incluso están en contra de éste. Las elecciones se tratan de convencer a los que no piensan como nosotros partiendo de la idea de que no tenemos que convencer a los amigos sino a los adversarios. Por eso es importante postular caras nuevas (no necesariamente jóvenes), miembros de la sociedad, personas con trayectorias limpias, gente con la que se pueda vender la idea del cambio. Si nos seguimos aferrando a la falsa idea de postular a los militantes que llevan más tiempo en el partido como si este simple hecho fuera un mérito, vamos a seguir equivocándonos y la sociedad nos va a seguir volteando la espalda. En el PRD urge el cambio generacional. Son muchos años de seguir plantando la misma cara a los electores. Los luchadores que hace 20 años eran jóvenes se tienen que hacer a la idea de que ya no lo son.

Armando Ríos fue un excelente candidato. Trabajador y disciplinado. Un candidato que supo escuchar y sumar. Un candidato que no llegó a enseñar sino que llegó a aprender. Armando recorrió casa por casa prácticamente todas las zonas urbanas del distrito. Ahí conoció y se empapó de la problemática de cada uno de los lugares lo que le permitió enriquecer su discurso y su propuesta a partir de las fuentes primarias de la información. El Jaguar de la Costa caminó, derramó cientos de litros de sudor, saludó, besó y abrazó a miles de personas. Bailó con ellas, se meneó con ellas, lloró con ellas y principalmente las escuchó. Armando hizo público su número y mantuvo abierto su celular durante toda la campaña. Personalmente atendió a miles de personas. Durante los 60 días que duró la campaña trabajó incesantemente, comiendo poco, durmiendo casi nada y confiando plenamente en que su equipo de campaña estaba haciendo su trabajo. No cometió el error de enfrascarse en maratónicas reuniones de evaluación que sirven de poco o nada. El candidato tiene que confiar plenamente en su Coordinador y en su equipo de lo contrario no hay campaña.

Estrategia. Parece obvio pero hay que repetirlo: si no se tiene claro el objetivo, es decir, el dónde queremos llegar y cómo vamos a llegar ahí, es complicado iniciar un viaje. Los candidatos deben de ser disciplinados con el mensaje, con la comunicación política. Deben de respetar las agendas. Los recorridos deben de hacerse en función de la rentabilidad electoral y no en función de los caprichos de los liderazgos locales. El desarrollo de la campaña y los estudios de opinión van señalando la Hoja de Ruta que debe de seguir el candidato. Las campañas son muy breves y los distritos muy grandes así que es necesario optimizar al máximo los tiempos de desplazamiento del candidato. Es un asunto simple de costo beneficio aunque se espanten los ayatolas de la política. El tercer distrito electoral de Guerrero y sus más de 13,000 kilómetros cuadrados, es más grande que países como Puerto Rico, Jamaica, Kosovo, Palestina y Qatar. Por esto es un error gigante diseñar una agenda basándose en el territorio. Hay que basarse en la población de lo contrario se gastará la mayor parte del tiempo a bordo de los vehículos y no en contacto directo con la gente.

La publicidad debe de ser buena, bonita, limpia, clara y directa. Esa obsesión que tenemos los perredistas de pintar todo de amarillo es cuestionable. En lugar de atraer asusta a los electores cambiantes. No hay que escatimar recursos en diseños, fotografías y productos bien hechos. Bueno, no necesariamente es sinónimo de caro. Los utilitarios no sirven para nada. La gente “se pelea las playeras” porque son una prenda de vestir no porque les guste el partido o el candidato. Otro de los mitos son los actos masivos. En el PRD somos expertos en llenar las plazas pero las elecciones se ganan llenando las urnas. Durante esta campaña no se gastó un solo centavo en movilizar personas para tener apertura o cierre masivos. Los pocos recursos hay que invertirlos eficazmente. La relación con los medios de comunicación es fundamental, pero hay que evitar caer en la tentación de convenios leoninos, “apoyos” a los periodistas y eventos del “día de la libertad de expresión”.

El PRD es el movimiento popular hecho partido. El PRD vive, sólo hace falta saber despertarlo. Al PRD no lo puede derrotar sino el propio partido, el divisionismo, la balcanización y el sectarismo, la onda grupera. De nada nos servirá entrar a una larga Noche de los cuchillos largos, las quemas de brujas y las guerras fraticidas. Sugiero que nos sentemos a discutir con madurez y reafirmemos nuestra Alianza Para Rescatar a Guerrero. Por lo pronto desde la Costa Grande, nuevo símbolo de la resistencia perredista, las ciudadanas y ciudadanos demostraron que cuando el PRD acude Unido con Candidato y con Estrategia, nada ni nadie lo puede detener.