lunes, 24 de noviembre de 2008

Cuijas

Las cuijas son las reinas de Acapulco... Cuando llego a mi casa me saludan con su "pch, pch pch, pch, pch"... Estoy en una reunión y ahí están, mirándome con sus patitas transparentes... Cada patita tiene cuatro deditos... Los deditos tienen miles de pelillos que les permiten asirse a cualquier superficie... Otra vez "pch, pch, pch"... Las cuijas nunca se broncean y eso que viven debajo del sol...

domingo, 23 de noviembre de 2008

Elecciones EUA-08 (2)

Chicago.- Cuando en enero del 2007, Barack Obama lanzó su campaña en búsqueda de la presidencia, pocos lo tomaron en serio.
El delgado y orejón recién electo senador por Illinois parecía una simpática comparsa en lo que se anunciaba sería un camino de rosas para Hillary Clinton. Ningún analista ni ningún peso pesado le dieron posibilidad alguna. Muchos resaltaban su carisma y capacidad oratoria. Otros decían que su campaña era únicamente un “calentamiento” para el futuro. Un curso practico de disputa en las grandes ligas y una estupenda oportunidad para darse a conocer a nivel nacional.
Obama había saltado a escena durante la Convención Nacional Demócrata del 2004 donde resultó nominado John Kerry. El entonces senador estatal, fue elegido por el comité nacional como uno orador principal de una de las jornadas de la convención. Se trataba de foguear a la joven promesa. A partir de ese momento, la carrera de Obama irá en ascenso y ya nada lo detendrá en la carrera a la Casa Blanca. Al año siguiente ganará la elección al senado de los Estados Unidos y se convertirá en un serio aspirante a la presidencia.
Sin embargo, todo mundo coincidía en que ya habría tiempo para Obama. Quizás la vice presidencia en esta ocasión y la presidencia en ocho años. Pero Obama y el grupo compacto que lo acompaña desde sus primeras aventuras tenían otros planes.
Obama contrató a David Plouffe como director de campaña y a David Axelrod como estratega en jefe. Desde su inicio, la campaña mostró que las cosas serían diferentes. Muchos llamaron errores a las medidas tan poco ortodoxas que se comenzaron a aplicar. En primer lugar, decidieron alejarse de los grandes donadores, en cambio, enfocaron el esfuerzo hacia los pequeños contribuyentes, las donaciones hormiga hechas a través de la Internet. Y el primer objetivo estaba claramente definido: ganar los primeros estados en los que se desarrollarían elecciones primarias, entendiendo que si no se lograban posicionar en esos primeros escarceos, el efecto dominó, la cargada, los haría desaparecer del mapa. Así, mientras Hillary dividió esfuerzos pensando en el futuro, Obama concentró todo su capital político y económico en estados al parecer pequeños e insignificantes. El resultado de esta guerra d guerrillas fue que Obama ganó Idaho, un estado eminentemente blanco y se convirtió en una opción real. Los focos rojos se encendieron en el campamento de Hillary que comenzó a reaccionar, acaso demasiado tarde y siempre a la defensiva.
Obama logró posicionar la idea del Cambio. Hacer de la elección un plebiscito. Ser él lo que los otro no eran. Ser lo nuevo. Lo distinto. El de fuera. Pegarle a los Clinton con la misma arma que ellos utilizaron 16 años antes cuando vencieron a Bush padre. El tema es que los que alguna vez representaron lo nuevo y el cambio, no pueden seguir vendiendo sólo eso como oferta de campaña.
La campaña de Obama utilizó con maestría las herramientas de comunicación del siglo XXI. Para los que aún no se han enterado. Internet no es solamente un servicio a través del cual se pueden enviar y recibir documentos a través del teléfono. Una especie de Fax renovado. El mayor aporte de la Internet, es la capacidad de comunicar e interactuar de manera rápida, eficaz y económica. Barack Obama manejó con maestría la comunicación multidireccional que supone la red. La recaudación se realizó mayoritariamente por esta vía con la sencillez de un clic y el ingreso de la tarjeta de crédito. Por supuesto que si el usuario ya se encontraba registrado previamente, el proceso para donar suponía mucho menos tiempo. Para caer en la telaraña (que por cierto es la mejor acepción del inglés web) de Obama, era cuestión de entrar a la página, registrar el correo electrónico (requisito indispensable para acceder a la información) y a partir de ahí comenzar a recibir hasta el cansancio correos electrónicos varias veces por semana –en los momentos claves incluso varias veces por día–, con información, vínculos a otras páginas, videos, canciones y por supuesto, la constante solicitud para donar un dólar, o cinco dólares o lo que sea su voluntad…
Los seguidores de Obama, subieron a YouTube infinidad de videos caseros que se convirtieron en éxitos inmediatos. El uso de Facebook, Hi5, Flickr, Myspace y demás servicios de vinculación social resultó contundente.
Alrededor de un lema bien conocido por los mexicanos, “Yes, we can” ó “Sí se puede”, se estructuró el sentido de identidad alrededor de una causa. “El cambio que necesitamos” y “Sí, podemos” fueron los ejes alrededor de los cuales se estructuró un discurso atractivo, con ritmo, con cadencia que atrapó a los electores acostumbrados a la inmediatez de los medios electrónicos.
El tema de la raza del candidato Obama necesita reflexiones mayores. Si bien es cierto que el triunfo de un medio –hay que recordar que su madre era blanca– afroamericano representa un salto mayúsculo en la lucha de las minorías en contra de la exclusión, debe de tomarse con reservas porque significa más el triunfo de un hombre que la lucha articulada de una minoría.
Barack fue educado en un ambiente blanco y rodeado por blancos. Su formación básica la realizó en Hawai e Indonesia, rodeado de otros inmigrantes estadounidenses asiáticos, negros y blancos. Muchos intelectuales de la lucha de las minorías en los Estados Unidos, lo han atacado con el argumento de que “no es suficientemente negro” e incluso con el adjetivo peyorativo de Oreo que se refiere a las famosas galletas compuestas de chocolate por fuera pero rellenas de crema blanca como la nieve. Esta es una manera de decir que si bien Obama es negro, ni piensa como tal, ni su agenda política es la de las minorías.
Obama supo percibir en el ambiente estadounidense la necesidad de unidad. Un país dividido por la guerra y la ralentización económica necesitaba urgentemente puntos de encuentro y Obama pudo convertirse en “eso” que la gente esperaba.
Muchas cosas quedan por decirse. A partir de la cumbre de un político, que significa el día de la toma de posesión, todo es de bajada. Difícilmente se podrán alcanzar similares grados de popularidad. Obama tiene mucho que demostrar. Como dicen por ahí, no es lo mismo atrás que en ancas. Esperemos que el cambio anunciado se transforme en una realidad en momentos en que el mundo necesita de nuevos paradigmas de cara al futuro.

PD: Más allá de la mezquindad coyuntural debe de estar la calidad humana. La intempestiva muerte de Juan Camilo Mouriño –haiga sido como haiga sido–, representa el dolor y la perdida para una familia que en cualquier caso no es responsable de las acciones de uno de sus miembros. Los mexicanos de buena voluntad no podemos más que lamentar la perdida de otros mexicanos. No olvidemos que debajo (literalmente) de Mouriño, murieron otras muchas personas. Descansen en paz.

Elecciones EUA-08 (1)

Chicago.- Los más de doscientos mil asistentes que literalmente atascamos el parque Grant la noche del martes, gritamos a una voz cuando en las pantallas gigantes se anunció que Barack Obama sería el próximo presidente de los Estados Unidos de América.
El día anterior, me acerqué al cuartel general de la campaña en Illinois, para husmear un poco y ver si alguien se apiadaba de nosotros y nos conseguía una entrada para el evento soñado. Mi acompañante decía conocer a alguna funcionaria de la campaña así que decidimos asomarnos. Las oficinas de campaña, están situadas en los sótanos de un edificio de oficina, donde nada más entrar, nos encontramos con otros chismosos italianos a los que les estaban entregando una especie de recibo a manera de promesa por si se emitían más entradas para el evento. Y fueron precisamente los boletos, lo que nos llamó la atención al conocer de cerca esta campaña, de acuerdo con Obama “la mejor campaña en la historia de los estados Unidos”.
Porque uno está acostumbrado a nuestros mítines donde el entusiasmo es inversamente proporcional a la organización. En esta campaña, a la vez participativa pero sumamente jerárquica, las ordenes las da uno solo y los demás ejecutan. Las campañas políticas son como guerras –de ahí lo de campañas– donde no puede haber espacio para el debate operacional. ¿Alguien puede imaginarse al capitán de determinado ejército, ordenando la toma de alguna posición y no solo no ser obedecido sino ser cuestionado cuando no, sencillamente ignorado o, peor aún, contrariado? Pues lo mismo deben ser las campañas: compañías organizadas de personas que jalan para el mismo lado. Parecen instrucciones de preescolar, pero no lo son.
Después de convencer amablemente –y ofrecer hospedaje en Acapulco– a nuestra nueva mejor amiga, recibimos los ansiados boletos. La compañera nos pidió que fuéramos a Indiana a ayudar en el último día de la campaña porque la pelea estaba cerrada y en algo podíamos ayudar. Decidimos aceptar la misión y desplazarnos una hora hacia la ciudad de East Chicago, Indiana, y dirigirnos a la dirección indicada. Llegamos al Local 1010 de los United Steelworkers of America, un sindicato en otros tiempos poderosísimo, perteneciente a la AFL-CIO, la mayor central obrera de los Estados Unidos. En el sindicato recibimos instrucciones precisas, propaganda y mapas hechos con Mapquest con las calles y las casas que habríamos de visitar debidamente señaladas. Con los materiales en la mano, recorrimos las calles encomendadas, colgando llamados a votar en las cerraduras de las puertas y dejando panfletos a un lado de las puertas (la ley prohíbe dejar propaganda electoral en el buzón).
La ciudad de East Chicago, ocupada por negros y latinos, fue alguna vez la sede de las grandes fundidoras que hoy dejaron los Estados Unidos para alojarse en nuestros países emergentes donde existen obreros menos calificados y más necesitados, menos organizados y mas hambrientos, o como dicen los expertos, lugares mas “competitivos”.
Al volver de nuestra jornada de proselitismo internacionalista, nos dimos cuenta de que no éramos los únicos. En la oficina conocimos a Hedy de Amsterdam, a Scott de Inglaterra y a Luke de Australia que habían venido a Chicago exactamente a lo mismo y al igual que nosotros, habían sido remitidos desde el cuartel general de Chicago. Los miembros de la campaña nos agradecieron el esfuerzo y nos tomaron fotos. El evento subió de tono cuando a la reunión se sumo el actor Sean Astin, famoso por encarnar a Sam, uno de los Hobbits en la famosa saga de El Señor de los Anillos. Sean, dijo que había amanecido en Los Ángeles y había decidido que tenía que venir a Chicago a atestiguar la historia. Se acercó a los cuarteles, quizás esperando que le dieran trato de VIP y se encontró con que lo mandaron a volantear igual que nosotros. El razonamiento quizás sea que se necesita todo el apoyo posible en una campaña, pero apoyo verdadero, en la calle, en el convencimiento de los electores y en la movilización electoral y no únicamente en las palabras.
Los hoteles de Chicago, estuvieron repletos desde que se conoció la noticia de que Obama celebraría aquí una posible victoria. A partir de ahí todo fue especulación en los medios locales. Nadie sabía en realidad qué pasaría ni cómo sería el evento. Lo único que se informaba era que no habrían de permitir el acceso de bolsas, sillas, bebidas embriagantes ni pancartas.
A partir del medio día, los alrededores del parque Grant, fuero cuidadosamente cercados por equipos de seguridad de la más alta tecnología. Decidimos acercarnos hacia las 6 de la tarde, a pesar de que la información era que las puertas abrirían hasta las 8:30.
Ríos humanos se acercaban al parque ataviados con toda clase de parafernalia. La mayor parte de los asistentes eran jóvenes blancos armados con Blackberrys, Iphones, camaras y audífonos. En el acceso del parque, un primer filtro pedía mostrar el boleto. A 100 metros un segundo filtro, nos fue acomodando con vallas a manera de reses a punto de ser sacrificadas. A partir de ese punto, el acceso al parque fue en tandas, divididas por cercas para evitar aglomeraciones en un solo sitio. Finalmente, pasamos por un detector de metales y una revisión similar a la de los aeropuertos. Al llegar al enorme parque, corrimos para intentar estar lo más cerca posible del escenario, cuyos alrededores estaban ya cercados y reservados para los VIP´s.
Y ahí parados, haciendo amistad con los vecinos de odisea, esperamos entretenidos viendo CNN. Los asistentes a la Gran Fiesta, sólo estábamos comunicados a través de CNN. Durante los cortes comerciales, la música oficial de la campaña animó a los participantes. Cuando Wolf Blitzer anunció la proyección electoral, la gente explotó de jubilo. La gente se abrazaba sin conocer la identidad del compañero como un año nuevo adelantado.
Cuando John Mcain salió a aceptar su derrota, el público aplaudió efusivamente al septuagenario senador que a decir verdad hizo una campaña a la altura y le pudo plantar cara al fenómeno Obama. Aunque a simple vista los resultados hablan de una paliza, si se analiza el voto popular, el resultado es menos holgado de lo que parece.
De pronto el sonido local anuncia a un reverendo que comienza a hacer una oración por el nuevo presidente a la que se suma con devoción la mayoría, recordándonos el origen religioso de este país. Después del reverendo, otro orador conduce el Juramento de Lealtad que todos siguen disciplinada y respetuosamente: “Juro lealtad a la bandera de los Estados Unidos de América y a la República que representa, una nación al amparo de Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos.”
A las 22:55 aparece Obama armando la escandalera. Comienza su intervención con “Hello Chicago…” y comienza a hipnotizar a la audiencia que lo escucha en profundo silencio únicamente roto a la hora de los aplausos. Y hay pocas cosas más impresionantes como 200,000 personas atentas y en silencio. Al finalizar el discurso hay gente que llora emocionada. Nadie parece creerlo pero es una realidad, un afro americano se convertirá en el presidente 44 de los Estados Unidos.

Coraje

Chicago.- En la recta final de la larga campaña presidencial estadounidense, los ánimos se calientan en un país que llevaba mucho tiempo alejado de la política.

Nunca una contienda presidencial, había atraído la atención de tanta gente, producto quizás de una sociedad cansada y enojada con la desastrosa administración de George W. Bush que en menos de ocho años, ha llevado a los Estados Unidos –y al mundo– de una posición superavitaria, pacífica y optimista, a las puertas del mismísimo infierno: 1 trillón de dólares de déficit, una guerra sin salida y la autoestima de una nación hecha pedazos.

Barack Obama, un joven abogado de 45 años, está a punto de escribir la historia al convertirse en el primer presidente negro. La meteórica carrera de este personaje, merece un estudio por separado. Baste decir, a manera de antecedente, que hace apenas ocho años, el senador Obama estaba perdiendo por un margen de 2 a 1, el intento por ganar la nominación demócrata a la casa de los representantes ante el experimentado político local Bobby Rush. Parecía que la carrera del entonces senador local de Illinois estaba condenada al ostracismo, pero un tesón inquebrantable hizo que Barack se levantara rápidamente y llegara en 2004 al senado federal.

No es poco lo conseguido por Obama. Se dice fácil, pero si las urnas confirman el martes la tendencia marcada sostenidamente en todas las encuestas, Barack Obama habrá conseguido derrotar a las dos maquinarias políticas más grandes y poderosas de los Estados Unidos: los Clinton y los Conservadores.

Obama ha recaudado la friolera de $640 millones de dólares. Esto significa, de acuerdo con la Comisión Federal de elecciones (FEC), que ha invertido mucho más que el gasto combinado de George Bush y John Kerry en el 2004. De los 640 millones, 280 millones han sido en contribuciones de menos de 200 dólares.

La campaña de Obama ha roto muchos paradigmas. Ha sido una campaña basada en la Internet pero no como entendido esta como una herramienta de páginas electrónicas y correos unidireccionales, sino como la herramienta transversal y horizontal que significan las redes sociales interactivas.

Apenas el miércoles pasado, un infomercial de 30 minutos transmitido en las cadenas más importantes en el horario estelar, fue visto por 33.55 millones de espectadores, con un costo de 3 millones de dólares, de acuerdo a los números de Nielsen Media Research. El comercial desbancó en audiencia a la Final de “American Idol” y al último partido de la serie Mundial de béisbol.

La llamada Ciudad de los Vientos, se prepara para festejar la hazaña de su hijo pródigo. El Parque Grant se encuentra tomado por la policía y el Servicio Secreto, en preparación para una gran concentración que según algunos, podría atraer a más de un millón de participantes.

Los hoteles del centro, comienzan a llenarse de curiosos de los estados vecinos que vienen a Chicago para atestiguar la historia. En las calles se respira un ambiente diferente. En 1996 tuve la oportunidad de acudir a la reelección de Bill Clinton a Washington acompañado de los entonces asambleistas Cuauhtémoc Sandoval y Ramón Sosamontes y vivimos una elección donde la gente parecía no interesarse por lo que iba a ocurrir. Como dicen por ahí, cuando las cosas marchan bien, a la gente no le interesa la política.

La crisis global que aqueja al mundo, necesita de soluciones nuevas y de contratos sociales mundiales nuevos. Buscar las soluciones con los mismos personajes, sería como aferrarse a la definición Einsteniana de la estupidez que dice que ésta, significa hacer lo mismo una y otra vez, esperando resultados diferentes.

Obama ha demostrado ser un hombre que sabe innovar y corregir. Es un hombre que sabe formar equipos y que se deja ayudar. Es un político que ha sabido sumar a sus oponentes y no dejarlos a un lado. Es un político que confía en las nuevas herramientas y que las utiliza a su favor. Es un político que entiende que la política es el arte de sumar a los contrarios, no de avasallarlos o ignorarlos. Obama adora a los medios y los medios adoran a Obama. Es un político que entiende que en los tiempos modernos no se puede hacer política confrontado con los encargados de llevar el mensaje a la gente.

El mundo aún no conoce lo grave ni lo profundo de la crisis mundial que a decir de algunos es al capitalismo lo que para el comunismo significó la caída del muro de Berlín. Los estadounidenses elegirán al próximo presidente de los Estados Unidos pero también elegirán al líder que habrá de llevar al mundo al inicio de una nueva era donde la cooperación y governanza global deben de convertirse en una realidad. Basta ya de privatizar las ganancias y de socializar las perdidas.

Obama es el hombre que necesita el mundo para buscar soluciones novedosas a problemas novedosos. Obama es un hombre joven abierto a las soluciones creativas. Obama es un político que entiende que los políticos deben de ser firmes en los fines pero flexibles en los medios.

Los políticos obcecados y obtusos, que confunden la tenacidad con la terquedad, no tienen cabida en un mundo en constante cambio, que requiere de humildad para reconocer los errores y de coraje para corregirlos.