domingo, 23 de noviembre de 2008

Elecciones EUA-08 (2)

Chicago.- Cuando en enero del 2007, Barack Obama lanzó su campaña en búsqueda de la presidencia, pocos lo tomaron en serio.
El delgado y orejón recién electo senador por Illinois parecía una simpática comparsa en lo que se anunciaba sería un camino de rosas para Hillary Clinton. Ningún analista ni ningún peso pesado le dieron posibilidad alguna. Muchos resaltaban su carisma y capacidad oratoria. Otros decían que su campaña era únicamente un “calentamiento” para el futuro. Un curso practico de disputa en las grandes ligas y una estupenda oportunidad para darse a conocer a nivel nacional.
Obama había saltado a escena durante la Convención Nacional Demócrata del 2004 donde resultó nominado John Kerry. El entonces senador estatal, fue elegido por el comité nacional como uno orador principal de una de las jornadas de la convención. Se trataba de foguear a la joven promesa. A partir de ese momento, la carrera de Obama irá en ascenso y ya nada lo detendrá en la carrera a la Casa Blanca. Al año siguiente ganará la elección al senado de los Estados Unidos y se convertirá en un serio aspirante a la presidencia.
Sin embargo, todo mundo coincidía en que ya habría tiempo para Obama. Quizás la vice presidencia en esta ocasión y la presidencia en ocho años. Pero Obama y el grupo compacto que lo acompaña desde sus primeras aventuras tenían otros planes.
Obama contrató a David Plouffe como director de campaña y a David Axelrod como estratega en jefe. Desde su inicio, la campaña mostró que las cosas serían diferentes. Muchos llamaron errores a las medidas tan poco ortodoxas que se comenzaron a aplicar. En primer lugar, decidieron alejarse de los grandes donadores, en cambio, enfocaron el esfuerzo hacia los pequeños contribuyentes, las donaciones hormiga hechas a través de la Internet. Y el primer objetivo estaba claramente definido: ganar los primeros estados en los que se desarrollarían elecciones primarias, entendiendo que si no se lograban posicionar en esos primeros escarceos, el efecto dominó, la cargada, los haría desaparecer del mapa. Así, mientras Hillary dividió esfuerzos pensando en el futuro, Obama concentró todo su capital político y económico en estados al parecer pequeños e insignificantes. El resultado de esta guerra d guerrillas fue que Obama ganó Idaho, un estado eminentemente blanco y se convirtió en una opción real. Los focos rojos se encendieron en el campamento de Hillary que comenzó a reaccionar, acaso demasiado tarde y siempre a la defensiva.
Obama logró posicionar la idea del Cambio. Hacer de la elección un plebiscito. Ser él lo que los otro no eran. Ser lo nuevo. Lo distinto. El de fuera. Pegarle a los Clinton con la misma arma que ellos utilizaron 16 años antes cuando vencieron a Bush padre. El tema es que los que alguna vez representaron lo nuevo y el cambio, no pueden seguir vendiendo sólo eso como oferta de campaña.
La campaña de Obama utilizó con maestría las herramientas de comunicación del siglo XXI. Para los que aún no se han enterado. Internet no es solamente un servicio a través del cual se pueden enviar y recibir documentos a través del teléfono. Una especie de Fax renovado. El mayor aporte de la Internet, es la capacidad de comunicar e interactuar de manera rápida, eficaz y económica. Barack Obama manejó con maestría la comunicación multidireccional que supone la red. La recaudación se realizó mayoritariamente por esta vía con la sencillez de un clic y el ingreso de la tarjeta de crédito. Por supuesto que si el usuario ya se encontraba registrado previamente, el proceso para donar suponía mucho menos tiempo. Para caer en la telaraña (que por cierto es la mejor acepción del inglés web) de Obama, era cuestión de entrar a la página, registrar el correo electrónico (requisito indispensable para acceder a la información) y a partir de ahí comenzar a recibir hasta el cansancio correos electrónicos varias veces por semana –en los momentos claves incluso varias veces por día–, con información, vínculos a otras páginas, videos, canciones y por supuesto, la constante solicitud para donar un dólar, o cinco dólares o lo que sea su voluntad…
Los seguidores de Obama, subieron a YouTube infinidad de videos caseros que se convirtieron en éxitos inmediatos. El uso de Facebook, Hi5, Flickr, Myspace y demás servicios de vinculación social resultó contundente.
Alrededor de un lema bien conocido por los mexicanos, “Yes, we can” ó “Sí se puede”, se estructuró el sentido de identidad alrededor de una causa. “El cambio que necesitamos” y “Sí, podemos” fueron los ejes alrededor de los cuales se estructuró un discurso atractivo, con ritmo, con cadencia que atrapó a los electores acostumbrados a la inmediatez de los medios electrónicos.
El tema de la raza del candidato Obama necesita reflexiones mayores. Si bien es cierto que el triunfo de un medio –hay que recordar que su madre era blanca– afroamericano representa un salto mayúsculo en la lucha de las minorías en contra de la exclusión, debe de tomarse con reservas porque significa más el triunfo de un hombre que la lucha articulada de una minoría.
Barack fue educado en un ambiente blanco y rodeado por blancos. Su formación básica la realizó en Hawai e Indonesia, rodeado de otros inmigrantes estadounidenses asiáticos, negros y blancos. Muchos intelectuales de la lucha de las minorías en los Estados Unidos, lo han atacado con el argumento de que “no es suficientemente negro” e incluso con el adjetivo peyorativo de Oreo que se refiere a las famosas galletas compuestas de chocolate por fuera pero rellenas de crema blanca como la nieve. Esta es una manera de decir que si bien Obama es negro, ni piensa como tal, ni su agenda política es la de las minorías.
Obama supo percibir en el ambiente estadounidense la necesidad de unidad. Un país dividido por la guerra y la ralentización económica necesitaba urgentemente puntos de encuentro y Obama pudo convertirse en “eso” que la gente esperaba.
Muchas cosas quedan por decirse. A partir de la cumbre de un político, que significa el día de la toma de posesión, todo es de bajada. Difícilmente se podrán alcanzar similares grados de popularidad. Obama tiene mucho que demostrar. Como dicen por ahí, no es lo mismo atrás que en ancas. Esperemos que el cambio anunciado se transforme en una realidad en momentos en que el mundo necesita de nuevos paradigmas de cara al futuro.

PD: Más allá de la mezquindad coyuntural debe de estar la calidad humana. La intempestiva muerte de Juan Camilo Mouriño –haiga sido como haiga sido–, representa el dolor y la perdida para una familia que en cualquier caso no es responsable de las acciones de uno de sus miembros. Los mexicanos de buena voluntad no podemos más que lamentar la perdida de otros mexicanos. No olvidemos que debajo (literalmente) de Mouriño, murieron otras muchas personas. Descansen en paz.

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