martes, 21 de junio de 2011

El Fantasma del 15 M y el Pacto del Euro


La rebelión libertaria juvenil saltó del norte de África al Sur de Europa a través del Mediterráneo. El movimiento identificado como 15-M es la revolución juvenil pacífica, es el movimiento de las masas armadas de conocimiento y de tecnología. Del sorpresivo y alentador 15-M pasamos al 19-J con las concentraciones contra el capitalismo bárbaro y salvaje mas cruel de toda la historia. Y los lemas son ahora mucho más claros. Saltan de la resistencia a la crueldad contra los trabajadores y el trabajo, contra el vil Pacto del Euro a la propuesta de huelga general por la transformación de las relaciones de producción y distribución.
El Pacto por el Euro no es otra cosa que el acuerdo adoptado por los gobiernos europeos el pasado 11 de marzo, sumisos a los dictados del capital y de los organismos financieros internacionales. El Pacto por el Euro revela la sumisión de los gobiernos que actúan como simples administradores y correas de trasmisión del FMI, del Banco Mundial, similares y conexos. El Pacto será ratificado –a menos que ocurra un milagro de sensibilidad política– el próximo día 27 de junio en Bruselas por la Eurocámara.
Las víctimas principales son los jóvenes y los jubilados en edad de retiro. Y son los jóvenes los inconformes y los protagonistas de la nueva revuelta social. Pero no sólo en Grecia los sindicatos, los partidos y agrupamientos de izquierda, los jóvenes quienes encabezan la resistencia, también en Portugal.
Los partidos de las izquierdas parlamentarias, la socialdemocracia, gobiernos como el del PSOE han sido incapaces de comprender la nueva realidad y aparecen como ejecutores de los dictados financieros y están siendo barridos en los comicios. Lo mejor que les puede ocurrir es perder las elecciones para abrir un ciclo de reflexión y de transformación interna, de ideales y causas.
La marcha sobre Madrid que culminará el próximo 23 de julio será el clímax de las manifestaciones, de marchas y movilizaciones por todo el país.
El Pacto por el Euro significa que de nueva cuenta los jodidos, los trabajadores de la ciudad y del campo, los jóvenes, los adultos mayores paguen las facturas de la crisis, de una crisis propiciada y provocada por la corrupción y los abusos de empresarios, banqueros, de los dueños del capital y son las mismas falacias envueltas en el celofán de la productividad, de la competitividad.
Los indignados lo dicen muy bien. ¡No falta dinero. Sobran bandidos y corruptos! Y el 19 de junio convocan a ¡caminar juntos contra la crisis y el capital! Esta crisis no la pagaremos nosotros proclaman.
Madrid el 23 de julio será la capital mundial de la revolución juvenil. Y pues ni modo a los fariseos no les gustan los viejos conceptos pero estamos ante un nuevo ciclo de la lucha de clases y esto es precisamente lo importante de asimilar. En nuestro país el Pacto por el Euro equivale a la reforma laboral que tan apasionadamente promueven los partidos de la explotación y los omisos de las izquierdas extraviadas, sin propuesta, sin causa, sin ideales y sin banderas.
Para nuestra tragedia las izquierdas mexicanas y sus dirigentes se ocupan únicamente de los temas electorales y nuestros gobiernos en administrar los escasos recursos del Presupuesto Federal desposeídos de una verdadera propuesta alternativa, mientras que la rebeldía soterrada puede convertirse en cualquier tipo de expresión y la inconformidad, motor de la historia, carece de rumbo. Me atrevo a sugerir una reflexión colectiva para avanzar en la comprensión de lo nuevo que está ocurriendo en el mundo.
Por lo pronto les comparto algunas frases del viejo y eternamente joven pensamiento de Carlos Marx en su Manifiesto del Partido Comunista de 1848:

Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes (…) La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes.

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