lunes, 27 de diciembre de 2010

Fide

La microhistoria es la rama de la historia social que analiza a los sistemas complejos (naciones, países, pueblos) a partir de sus partes y protagonistas mas pequeños. La historia de mi abuelo es la historia de una parte de Guerrero y de México.
Fidel Núñez Ávila, nació en la comunidad de Yextla, hoy municipio de Leonardo Bravo, Guerrero, el 24 de abril de 1911. Sus padres, Juan Núñez y Rita Ávila (mamá Rita) fueron descendientes directos de los españoles que llegaron hacia finales del siglo XIX para “hacer las américas”, buscar el oro y el pan en el nuevo mundo. El 15 de diciembre de 1883 el presidente Manuel González, alias “el Manco”, compadre de Porfirio Díaz y primer pelele en la historia patria, publicó el Decreto del Ejecutivo sobre colonización y compañías deslindadoras que facilitó el latifundismo y el caciquismo. En Guerrero el deslinde estuvo a cargo de las compañías extranjeras Land and Timer Company, Mexican Noallano y la Yextla Land Company. Así cientos de güeros poblaron el filo mayor guerrerense dedicándose a la madera, al trabajo en las minas de oro y al trasiego de mezcal, ganado, productos del maguey y lo que hiciera falta. Los pueblos de la región dan cuenta de ello: Filo de Caballos, Tlacotepec, Jaleaca, Campo de Aviación, Puentecillas, La Reforma y desde luego Yextla.
En los años treinta, Fidel entra a estudiar a la Escuela Normal de Ayotzinapa, impulsado por el espíritu cardenista de educar a los campesinos. Hasta Yextla llegaría una comisión invitando a los jóvenes a inscribirse a la normal, sin dudarlo, doña Rita Ávila convenció a su primogénito de dejar el pueblo y aventurarse en el conocimiento. De esta forma Fidel se convirtió en profesor rural. Años más tarde habría de certificar sus estudios en la Instituto Federal de Capacitación del Magisterio a la par que sus hijos Serafín y César estudiaban junto con Lucio Cabañas en Ayotzinapa. El circulo virtuoso de la política y la educación. En aquellos años, Ayotzinapa era la sede de la educación socialista y comunista. Desde entonces Fidel militó en el Partido Comunista Mexicano entonces proscrito y clandestino.
El profesor Fidel Núñez trabajó en diversas comunidades de la sierra y la montaña guerrerense. En 1938 casó con otra profesora rural Juana Ramos Linares, originaria de Zumpango del Río y que en ese entonces trabajaba como maestra en Yextla. Del matrimonio surgieron 6 hijos Vladimir, Armando (muertos por piquete de alacrán siendo apenas un niños), Serafín, César, Natividad (fallecida al nacer) y María de la Luz. Fidel y Juana instalarían una tienda en la comunidad de Puentecillas (hoy desaparecida) en la cabecera del aserradero. Pero lo que al principio fueron años de prosperidad se convirtieron en tragedia. Como consta en la correspondencia de Fidel al presidente Ruiz Cortines, los dueños del aserradero, preparando su salida después de haber explotado y devastado la zona, dejaron de pagar a los trabajadores. Fidel y Juana, dueños de la única tienda, tuvieron que fiar mercancías ante el hambre y desesperación de la gente. Al final no hubo pagos para los trabajadores y en consecuencia Fidel quedó endeudado hasta el límite con sus proveedores lo que lo obligó a huir a la Ciudad de México en compañía de sus pequeños hijos. En la capital, habrían de rentar un cuarto y una accesoria en la colonia Panamericana. Allí Juana abriría una miscelánea (tradición que no abandonaría hasta su muerte) y Fidel haría infinidad de trabajos y oficios como vendedor de relojes y pintor de muebles.
Un nuevo golpe del destino llevaría a los Núñez Ramos de regreso a la sierra. Esta vez las desavenencias en la pareja y las travesura del enamorado Fidel pondrían en riesgo el matrimonio. Fidel y Juana acompañados de la pequeña María de la Luz, regresaron a Guerrero y se asentaron en El Paraíso mientras que Serafín y César permanecerían encargados en el DF para terminar el año escolar y después ingresarían al Internado Número 21, Adolfo Cienfuegos y Camus, Tixtla donde concluirían la primaria antes de ingresar a Ayotzinapa. Mientras tanto en El Paraíso, un grupo de jóvenes emprendedores encabezados entre otros por los hermanos Fidel y Fructuoso Núñez y Margarito Mejía, emprendieron la hazaña de fundar y colonizar La Pintada a pesar de las inclemencias de la madre naturaleza que se resistía a perder su virginidad enviando como avanzada a ejércitos de víboras, chinches, y jaguares, pumas y demás bestias salvajes.
Fidel regresaba cada tarde a su casita de bajareque con las manos ensangrentadas y el lomo y las extremidades abrasadas por las ortigas, el sol y los insectos hematófagos como las sanguijuelas, garrapatas, piojos de tigre, pulgas, mosquitos y jejenes. Pero el trabajo duro y la fe inquebrantable dieron frutos y a los cuatro años los cafetales comenzaron a producir cerezas de oro verde. Pero Fidel no se durmió en sus cafetales. Su espíritu inquieto lo llevó de regreso a la escuela donde habría de revalidar su titulo de Profesor que ejercería hasta su jubilación en la escuela Lauro Aguirre en el barrio de San Mateo en Chilpancingo donde cientos de alumnos recuerdan con cariño a aquel profesor alto y bien parecido formador de miles de niños. Desde entonces y hasta su fallecimiento, mis abuelos vivieron a caballo entre La Pintada municipio de Atoyac de Álvarez y la calle de Moisés Guevara –antes Jacarandas–, en el barrio de la Santa Cruz en Chilpancingo.
Mi abuelo Fidel dejó de respirar a las 11:20 de la noche del jueves 22 de diciembre. Murió rodeado y amado por sus hijos y sus nietos. Alcanzó a su querida Juani apenas dos años después de que ella se adelantara. Su vida fue el producto de la historia de su patria y de su estado. Los impactos exteriores provocados por la vida pública siempre impactan en la vida privada. Los mexicanos no podemos ser apáticos y pensar que no pasa nada si no participamos en los asuntos públicos.
Fide dejó de existir pero no así sus sueños que son los mismos de los millones de mexicanos y guerrerenses que soñamos con un país libre, justo, democrático, igualitario, solidario y amoroso, sin pobreza y en armonía con la naturaleza y en paz.
Descansa en paz abuelo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Al leer tu post queda la rara imagen de una persona que puede considerarse una sola pieza. La historia de tu abuelo es fascinante. El recuerdo de él ya queda en todos los que leemos tus palabras. Gracias por compartirla!

Anónimo dijo...

tu abuelo fue un gran hombre y sus sueños son los de muchos mexicanos