lunes, 7 de junio de 2010

Debatir

El debate es quizás la forma más civilizada e ilustrativa de hacer política. Debatir es confrontar civilizadamente proyectos, ideas y personalidades. Los debates pueden catapultar o hundir a un político. Los políticos deben de tener el valor y el coraje de debatir tantas veces como sea necesario. Los políticos serios nunca rehúyen el debate: lo propician. Los políticos serios no intentan maniobrar o manipular para evitar los debates: los aceptan con las condiciones que sean. Los políticos serios no temen a los debates, al contrario, los ven como una oportunidad para crecer.
El PRD de Guerrero necesita una candidatura fuerte, unitaria y lo más consensuada posible. Unidad no es sinónimo de unanimidad. La unanimidad solo es posible en los regimenes autocráticos y autoritarios. La unidad se construye a partir de la negociación y el acuerdo político. En política nada se da por generación espontánea.
Por eso independientemente del método que el partido seleccione para elegir a su candidato, propongo que se realicen uno o varios debates de cara a la ciudadanía para que la militancia y la ciudadanía en general conozcan las propuestas y el desempeño de cada uno de los precandidatos.
Propongo que se realicen al menos tres debates. Propongo que se realicen en distintos puntos de la geografía del estado. Pudieran ser temáticos (Seguridad, Empleo, Campo), o multitemáticos. El formato debiera de ser abierto, fresco, relajado, sin reglas rígidas que descafeínen la argumentación. Puede hacerse ante un panel de columnistas y periodistas o bajo la conducción de algún comunicador prestigiado. Pueden ser con o sin público pero siempre transmitidos a través de los medios de comunicación.
El debate es la mejor herramienta para que la gente conozca a los personajes que pretenden convertirse en sus autoridades. Crear una imagen a punta de propaganda es una cosa, pero el debate pone a cada uno en su verdadero lugar y en su justa dimensión.
Por eso quizás los personajes lenguaraces y boquisueltos, –que son geniales a la hora de hacer declaraciones altisonantes y ocurrentes pero que poco o nada saben sobre políticas publicas y tareas de gobierno–, se resistan a debatir de cara a la gente. Guerrero necesita que los temas que le afectan sean en primer lugar claramente identificados y en segundo discutidos y argumentados.
Atrás quedaron los tiempos en que la gente daba su confianza a un candidato esperando que resultara bueno a la hora de gobernar pero sin la certeza de ello. Hoy debemos de demostrar desde el debate que tenemos los conocimientos y la capacidad para enfrentar los retos que implica llevar las riendas de una entidad tan compleja y con tantos retos y rezagos.
Una manera de propiciar la unidad es, paradójicamente, la convocatoria por parte de la dirigencia del partido de diversos debates entre los diferentes aspirantes a la candidatura. El debate pudiera también realizarse frente a los Consejeros Estatales del partido y las dirigencias municipales. Únicamente se requiere de la voluntad del Secretariado Estatal para que de una buena vez tome entre sus manos la conducción del proceso político de la sucesión. Si el partido convoca, a los aspirantes no les quedará más remedio que aceptar. Si un aspirante perredista no es capaz de convencer a sus propios compañeros de partido, difícilmente podrá ser el articulador de una gran alianza democrática que enfrente con contundencia al Viejo Pri con sus Viejas Artimañas disfrazadas de novedad.
Al viejo PRI sólo lo puede vencer un nuevo PRD con ideas, con argumentos, con liderazgo y con espíritu. Al viejo PRI hay que enfrentarlo unidos, motivados y cohesionados alrededor de un proyecto y un líder vigoroso y dinámico. Al viejo PRI mañoso y anquilosado; manipulador, mentiroso e hipócrita, sólo puede vencerlo un nuevo PRD echado para adelante, valiente, con argumentos y con capacidad para debatir y convencer a propios y a extraños.

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