martes, 6 de abril de 2010

Paulette

Hace poco más de dos semanas, salió a la luz pública el caso de la niña Paulette Gebara Farah. A primera vista, parecía una de las desafortunadamente muy comunes desapariciones de menores en el país. Sin embargo al paso de los días, el caso adquirió niveles inusitados de atención, en parte porque los padres, miembros de una de las comunidades más poderosas de México, pidieron ayuda a través de la prensa, de espectaculares y de las redes sociales como Twitter y Facebook para encontrar a la pequeña.

En pocos días todo el mundo sabía quién era Paulette y cuales habían sido los detalles de su desaparición. Desafortunada y macabramente, a los 9 días de su extravío, la niña "apareció" muerta a los pies de su propia cama en una habitación y un departamento que en teoría había sido revisado minuciosamente por los servicios periciales y forenses de la Procuraduría del Estado de México. A partir de ese momento, el caso dio un vuelco y pasó de ser uno más de "delincuencia" a un tema de interés público.

Más allá de consideraciones Morales y psicológicas, el caso Paulette preocupa por dos factores.

El primero tiene que ver con el tema de los medios y la facilidad con la que manipulan al público en un sentido y en otro. Cuando apareció el cuerpo, el linchamiento de los medios de comunicación hacia los padres fue virulento. Infinidad de expertos surgieron de la nada haciendo perfiles psiquiátricos de la madre y del padre y emitiendo opiniones a bote pronto. Posteriormente, cuando el arraigo hacia los padres y las trabajadoras del servicio domestico fue levantado, la opinión publicada dio un nuevo giro pero ahora a la inversa. El poder de los medios para crear y demoler figuras es impresionante. No está sujeto a ninguna norma y no está obligado a recular. Ignoro (y no es de mi interés) si los padres son o no culpables o cómplices de un crimen por demás atroz. Lo que me parece especialmente lamentable es la facilidad y la rapidez con la que se juzga y se exonera a la gente en las tribunas publicas.

Todo ello tiene que ver con la segunda preocupación que es la ligereza e irresponsabilidad con la que se imparte la justicia en nuestro país. El joven procurador del Estado de México, Alberto Bazbaz Sacal, salió presuroso a los medios nada mas apareció el cuerpo a decir que se trataba de un asesinato. Luego dijo que siempre no y que las líneas investigación se extendían hacia un amigo de la señora. Finalmente compareció ante las cámaras de Televisa (el único jefe al que le rinden cuentas) a decir que las investigaciones "científicas" habrían de darnos luces y certeza sobre el caso.

Lo grave es que se gobierna para los medios y a través de los medios. La telecracia es la verdadera soberana en la República de la simulación y el engaño. Al procurador de Peña Nieto no le preocupa resolver la investigación tanto como hacer creer que la está resolviendo.

Gobernar para los medios es tan grave como gobernar de espalda a estos. El lío se enreda cada vez mas y las autoridades del Estado de México inventan tontería tras tontería para tratar de salir del embrollo. El agua parece que comienza a llegar a los aparejos del gobernador del copete y los rayos catódicos. El asunto huele cada vez más a encubrimiento oficial. El ex gobernador del Estado de México y padre político de Peña Nieto, Arturo Montiel, acude al entierro de la menor, dejando al descubierto una red de relaciones políticas, económicas y de complicidades que por todos los medios han tratado de ocultar pero que tarde o temprano saldrá a flote.

Los malos de ayer son los mismos malos de hoy aunque traten de maquillarse. La red de intereses cruzados desarrollada y enraizada durante mas de 70 años sigue incólume y cobra sus rentas de manera mensual.

El gobernador Peña Nieto debería de demostrarle a sus fans que es algo mas que una historia de amor del Canal de las Estrellas; tiene que demostrar que es un gobernante y no el protagonista de un pésimo melodrama de la televisora del periférico. Tiene que demostrar que le importa más la opinión pública que la opinión publicada. Tiene que procurar justicia para todos los mexiquenses y no solo para sus socios y protegidos.

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