lunes, 10 de agosto de 2009

Recortes

Durante el primer semestre del año, las aportaciones federales a los Estados se vieron reducidas en un 21.3% en relación al mismo periodo del año anterior. Los recortes a estados y municipios, significarán la constatación en carne propia de la crisis financiera mundial que hasta estos momentos parecía que no iba a impactar a los ciudadanos de a píe.

Los recortes significarán necesariamente despidos, reducción del gasto y en el caso más extremo, reducción de la obra pública. De acuerdo a la consultora Aregional el porcentaje de autonomía financiera municipal a nivel nacional es de 23.2%, pero en entidades como Guerrero el índice cae hasta el 18%. Esto significa que de cada peso que tienen los municipios guerrerenses, 82 centavos provienen de transferencias estatales y federales. Si a esta cifra desagregáramos los municipios con vocación turística que es donde se recauda lo poco que se recauda (fundamentalmente en Acapulco y Zihuatanejo) la cantidad de recursos generados por los ayuntamientos se desploma dramáticamente.

Independientemente de la injusticia y las repercusiones del ajuste presupuestario, la crisis nos da la oportunidad de plantear el tema de la cultura recaudatoria. Desde luego que el asunto es tabú en un país donde a nadie le gusta cobrar impuestos y nadie quiere pagar el costo de ser responsable. Porque lo que todos los políticos quisieran es diseñar programas “con sensibilidad social” y ajustar las diferencias históricas con programas subsidiarios que los conviertan en el gran donador. Lo que nadie dice es cómo generar los recursos que serán repartidos.

El régimen priista acostumbró a las entidades, a los municipios y a los ciudadanos, a convertirse rehenes de un sistema central donde todo se decidía desde la oficina del Señor Presidente. Así, no existe en nuestro país la cultura de la aportación y su contraprestación: la exigencia de resultados. Más aún, contra la regla general, en nuestro país el partido que representa a la izquierda, el PRD, es un partido que se opone sistemáticamente al aumento de los impuestos. Esto se explica porque el único impuesto que se conoce y con el que siempre se amenaza es el Impuesto al Valor Agregado (IVA), un impuesto directo al consumo y que repercute automáticamente en el bolsillo de la ciudadanía. Pero el IVA es solo uno de los muchos impuestos que hay y que pueden existir. Otros como el predial que es cien por ciento municipal y cuyo cobro es relativamente sencillo, tampoco se cobran como sería deseable en un país y en un estado donde falta todo. La única manera de fortalecer financieramente a los municipios es fomentando la cultura de la recaudación. De lo contrario se les estará condenando a ser aún más vulnerables a los vaivenes de la economía mundial que como siempre, golpean más a los que menos tienen.

PD: La semana pasada el Banco de México anunció la salida al mercado de monedas nuevas de 10, 50 y 50 centavos. A esta operación el Banco le llama pomposamente “cambios al cono monetario” en concordancia con la tradición tecnócrata de llamar a las cosas con nombres raros que únicamente comprenden los iniciados. Pues bien, en un comunicado se nos informa que las nuevas monedas se fabricarán utilizando la parte central sobrante que se obtiene en el proceso de perforado para obtener los anillos perimétricos de las monedas de 1, 2 y 5 pesos, respectivamente. El Banco argumenta que dicha medida, implicará al erario, ahorros del orden de los 300 millones de pesos. La pregunta es, ¿qué hacía antes el Banco de México con los 300 millones de pesos de sobrantes de acero inoxidable que resultaban del proceso anterior al cambio de cono monetario?

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