viernes, 16 de enero de 2009

Carta de Obama a sus Hijas (Traducción: Arturo Martínez Núñez)

Queridas Malia y Sasha,

Se que las dos se han divertido mucho estos dos últimos años en la campaña, acudiendo a picnics, paseos y ferias, y consumiendo toda clase de comida chatarra que su madre y yo probablemente nunca les hubiésemos dejado comer. Pero también se que no siempre ha sido fácil para ustedes y mamá, y que aunque estén muy emocionadas por el nuevo perrito, esto no compensa el tiempo que hemos estado separados. Se lo mucho que me he perdido en estos dos años y hoy quiero contarles un poco más acerca de por qué decidí llevar a nuestra familia en este viaje.
Cuando yo era pequeño pensaba que todo en la vida era sobre mí, en cómo abrirme camino en el mundo, ser exitoso y obtener las cosas que anhelaba. Pero entonces ustedes llegaron a mi mundo con toda su curiosidad y travesuras y esas sonrisas que nunca dejan de llenar mi corazón y alumbrar mi día. Y de pronto todos los planes sobre mí mismo dejaron de ser importantes. Pronto descubrí que la mayor alegría en mi vida, era la alegría que yo veía en las suyas. Me di cuenta de que mi propia vida no significaría demasiado a menos que fuera capaz de asegurar que ustedes tuviesen todas las oportunidades de felicidad y realización en las suyas. Al final, niñas, es por eso que competí para ser Presidente: por lo que quiero para ustedes y para cada niño de esta nación.
Quiero que todos los niños asistan a escuelas dignas de las potencialidades de cada uno, que los desafíen, que los inspiren y en las que les sea inculcada la curiosidad por el mundo que les rodea. Quiero que tengan la oportunidad de asistir a la universidad aun si sus padres no son ricos. Quiero que tengan buenos trabajos: trabajos que sean bien pagados y que les proporcionen beneficios como la salud; trabajos que les permitan pasar tiempo con sus hijos y retirarse con dignidad.
Quiero forzar las fronteras del descubrimiento para que ustedes puedan ver nuevas tecnologías e inventos que mejoren nuestras vidas y hagan nuestro planeta más limpio y seguro. Quiero que forcemos nuestras propias fronteras humanas para ir más allá de las divisiones de raza y región, genero y religión, que nos impiden ver lo mejor en cada uno.
A veces, para proteger a nuestro país tenemos que enviar a nuestros jóvenes a la guerra y a otras situaciones peligrosas, pero cuando lo hagamos, quiero estar seguro de que sea únicamente por una muy buena razón, que nos esforcemos por resolver pacíficamente nuestras diferencias con los demás y que hagamos todo lo posible para garantizar la seguridad de nuestros hombres y mujeres en el servicio. Quiero que cada niño comprenda que las bendiciones por las que estos valientes americanos pelean no son gratis y que el gran privilegio de ser ciudadano de este país implica una enorme responsabilidad.
Esa fue la lección que su abuela trató de enseñarme cuando yo tenía su edad, leyéndome las líneas iniciales de la Declaración de Independencia y contándome sobre los hombres y mujeres que marcharon por la igualdad porque creyeron que esas palabras puestas en el papel hace más de dos siglos significaban algo.
Ella me ayudó a entender que Estados Unidos es grande no porque sea perfecto sino porque siempre puede ser mejorado y que el trabajo inconcluso de perfeccionar nuestra unión es tarea de todos. Es una responsabilidad que heredamos a nuestros hijos, acercándonos más en cada generación a lo que Estados Unidos debiera de ser.
Espero que ustedes recojan esta tarea, corrigiendo los errores que vean y trabajando por dar a otros las oportunidades que ustedes tuvieron. No solo porque tengan la obligación de retribuirle a este país que lo mucho que ha dado mucho a nuestra familia –aunque no están forzadas a ello–, sino porque tienen una obligación con ustedes mismas. Porque hasta que uno engancha su vagón a algo más grande que uno mismo, nos damos cuenta de nuestro verdadero potencial.
Estas son las cosas que quiero para ustedes: que crezcan en un mundo sin límites para sus sueños y sin metas fuera de su alcance; que crezcan como mujeres compasivas y comprometidas que ayuden a construir ese mundo. Y quiero que cada niño tenga las mismas oportunidades para aprender y soñar, para crecer y prosperar que ustedes tienen. Es por ello que he llevado a nuestra familia en esta gran aventura.
Estoy muy orgulloso de ambas. Las amo más de lo que se imaginan. Y les agradezco cada día por su paciencia, porte, gracia y humor mientras nos preparamos para iniciar nuestra nueva vida juntos en la Casa Blanca.

Amor,

Papá

3 comentarios:

Construyendo dijo...

Gracias por hacer la traducción Artur porque yo llevo mal esto del inglés. Es muy bonita la carta, peor no sé, cada día tengo más ganas de ver qué resulta de esta aventura de Obama. Demasiado bonito para ser verdad

Titotitocapotito dijo...

Apenas es sábado y no aguanto las ganas de que llegue el martes. Anoche soñé que venía Obama a dar un discurso. No sé si es lo del cambio, la esperanza, si es Ted Kennedy o el discurso de Michelle pero hasta en sueños me conmueve y me hace felíz. La verdad me sorprende que tengo sueños con un Presidente como si fuera mi romance adolescente, quiero decir, con esa intensidad de placer. Estoy nerviosa, con mariposeo en la barriga. Obama rules.

Cojones Soplais dijo...

B, aprovecha porque las mariposillas sólo son al principio, durante el enamoramiento, cuando sólo ves en la otra persona todo lo que quieres ver... Después todo es cuesta abajo. Viene la dura realidad. Por eso yo me resisto a dejar la adolescencia, con las mujeres y con los gobernantes.