martes, 5 de octubre de 2010

Encuestitis

Con el inicio del proceso electoral en Guerrero ha comenzado también la guerra de encuestas. Esta modalidad de combate no es nueva y tengo la impresión de que cada vez sirve de menos. En los procesos electorales del pasado mes de julio, las encuestas fallaron casi todas en todos lados. Ninguna se atrevió a vaticinar los triunfos opositores en Oaxaca, Sinaloa ni Puebla. Todas otorgaban márgenes amplios al PRI en Veracruz e Hidalgo y al final los resultados fueron diferentes.
La medición de la opinión pública es una herramienta que en política se utiliza para medir, evaluar y tomar decisiones. Los resultados de los estudios (las “encuestas”) generalmente se utilizan para el consumo interno y únicamente se publican cuando se piensa que su divulgación puede favorecer a cierto interés político. Nadie en su sano juicio publicaría resultados que pudieran perjudicar a su causa. Sin embargo incluso en esta materia hay especialistas que opinan en sentidos opuestos: algunos sostienen que nunca hay que publicar encuestas propias ni siquiera cuando éstas nos favorecen para evitar que la gente se “siente” o se confíe. Hay otros que intentan confundir al electorado dando a conocer números alegres o encuestas que los colocan arriba o muy arriba de sus adversarios. Hay un tercera categoría que son aquellos asesores y operadores electorales que fabrican encuestas patito y se las atribuyen a empresas serias y conspicuamente las “filtran” a los medios de comunicación.
En los próximos meses veremos desfilar decenas de encuestas realizadas por empresas fantasma y otras apócrifas realizadas por las casas serias. La lucha electoral y política, también es una guerra de nervios y de carácter y aquellos equipos que estén construidos con madera más fina sortearán el temporal con mayor solvencia.
Otro elemento que se agrega a esta nueva versión del estercolero es la proliferación y vulgarización de las redes sociales a través del Internet. Hace seis años por citar sólo el caso de Guerrero, el uso de las redes sociales no estaba tan extendido como hoy día. En la actualidad el Facebook, Twitter, Meteroflog, Hi5 y demás redes sociales juegan un papel como medios de comunicación alterna donde circula de todo con total libertad. Desde luego que esa libertad absoluta significa muchas ventajas y el contratiempo que implica la no discriminación de la información. Así, todo lo que se le ocurre a cualquiera puede circular con total libertad e impunidad. Por eso el usuario de la información tiene que aprender a diferenciar la información verídica de la basura electorera.
Pero sea cual fuere el ganador de la guerra de la confusión, los candidatos y sus equipos deben de estar concientes de que la verdadera batalla, la definitoria se libra en la arena de las propuestas y de la estructura de promoción y movilización. Una cosa es ganar las campañas y otra distinta ganar las elecciones. Por ello los partidos y los candidatos deben ponerse a trabajar arduamente en su propia estructura y propuesta no invertir su energía contestando los misiles envenenados de los oponentes.
En el equipo tricolor son famosas las triquiñuelas y mañas de todo tipo. En cambio el campamento de la Coalición suele pecar de ingenuo y mentecato. Ojalá que tanto la opinión pública como la publicada pero principalmente el arbitro, sepan sacar las tarjetas amarillas a tiempo antes de que el juego se convierta en una cámara húngara.
De los supuestos vaticinios que aparecieron en apócrifas encuestas no vale la pena ni opinar. Significaría dignificar la operación electoral de los mismos mapaches de siempre. Sólo recordar al electorado que Oaxaca, Sinaloa y Puebla se ganaron con amplios márgenes a pesar de que las principales casas encuestadoras del país (Parametría Demotécnia, Consulta y GCE) pronosticaron apretadas victorias priistas. El equivoco se extendió incluso a los Exit Polls que cantaron too close to call (muy cerrado para definir) en elecciones como Oaxaca y Puebla donde la diferencia resultó al final ser todo menos cerrada. (8 puntos en Oaxaca y 12 en Puebla).
Las encuestas son herramientas para la toma de decisiones políticas y no deberían de ser armas mediáticas en la lucha electoral. Sin embargo como en la sabiduría popular: a chillidos de cuche oídos de carnicero.

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