lunes, 6 de septiembre de 2010

Internas y externas

Dicen los especialistas que las contiendas internas se ganan en los extremos pero las constitucionales se ganan corriéndose hacia el centro. Esta teoría es bastante lógica si consideramos que cuando estamos emprendiendo una contienda al interior de nuestros institutos políticos, la lucha es por ganarse a las bases y esto se consigue usualmente siendo más papista que el papa. Sin embargo la guerra electoral se gana hablándole a toda la gente y no nada más al electorado propio.
Hoy en Guerrero el panorama preelectoral ha quedado definido. Por un lado, el PRD, Convergencia y PT (a los que previsiblemente se sumarán el PAN y el PANAL) constituirán una mega coalición que impulsará al senador Ángel Aguirre Rivero; en la esquina contraria, el PRI en alianza con su fiel escudero el PVEM serán abanderados por Manuel Añorve Baños.
La carrera que iniciará formalmente el 3 de noviembre arrancará empatada y eso, de entrada, es buena noticia para los que nos resistimos a la idea de que el PRI regrese al poder en Guerrero y en la República. Los priistas que orondos y suficientes se ufanaban de que ya tenían “medio cuerpo” dentro de Casa Guerrero lucen nerviosos y han comenzado a cometer errores importantes. En cambio, los perredistas que veían muy cuesta arriba la carrera, han recobrado el color y por la misma razón, pueden cometer errores importantes.
Una cosa que deben de entender los equipos de ambos candidatos es que las elecciones (al igual que los partidos de fútbol) se ganan jugando y no solamente vistiendo la camiseta. En el caso del PRD, aquellos aritméticos del aparato partidista, que hacen sumas básicas y lineales, no conocen o nunca han ganado elecciones. Son expertos en “operar” consejos para alcanzar las pluris o para perder y negociar pero jamás han ganado elecciones. Muchos se ufanan de sus triunfos de 2005 y de 2006 sin reconocer que fueron empujados por las figuras de Zeferino Torreblanca y Andrés Manuel López Obrador respectivamente. Hay otros personajes que cada vez que compiten sacan menos votos y aún así se atreven a dar cátedra sobre estrategia electoral. Claro, siempre encuentran alguna bestia negra a la cual echarle la culpa de sus limitaciones pero no engañan a nadie.
Hoy los personajes que fueron a Miramar a ofrecer la corona de Guerrero al Príncipe extranjero, no se han dado cuenta que al igual que José María Gutiérrez de Estrada, Juan Nepomuceno Almonte y Miguel Miramón en su momento, su misión ha concluido y sus servicios han dejado de ser requeridos. ¿O pensará el Príncipe que los que han sido incapaces de conseguir votos para ellos mismos se los conseguirán a él?
Así, asumiendo que la carrera está “tableada” en alrededor de 400,000 votos para cada una de las coaliciones, serán los 200,00 votos restantes los que definan la elección. Y que no se equivoquen, insisto, los que dan por hecho que las votaciones históricas se agregarán de manera lineal a determinado bloque. Los electores cambiantes (switchers les dicen los especialistas) votan en libertad por la opción que mas les llame la atención. Ellos son los que definen los triunfos. Los votos corporativos de centrales, asociaciones, uniones y demás organizaciones, únicamente proporcionan la base de la pirámide, pero la diferencia la marcan los ciudadanos.
Y es precisamente en este segmento, el ciudadano, donde pienso que el candidato de la Coalición Guerrero nos Une, tiene su mayor ventana de oportunidad y si no la aprovecha, en su mayor falla.
En el discurso que dio el senador Aguirre en el salón Teotihuacan el domingo 29 y en el que reseña la prensa de ayer ante el Consejo Estatal del PRD, hemos escuchado una serie de lugares comunes y promesas al viejo estilo. Muchas de ellas irrealizables por temas presupuestales (pensión universal para adultos mayores, útiles escolares para todos los alumnos de primaria y secundaria), otras fáciles de decir pero mucho más difíciles de cumplir (comisión de la verdad, alfabetización, “embobedamiento” del Río Huacapa, metrobús a Petaquillas).
Sin embargo, para la gente de a pie, para el electorado, algunos de estos temas no le dicen demasiado. Son más bien temas internos y reclamos auténticos de la izquierda, no así de toda la sociedad. A la gente le preocupan (de acuerdo a todos los sondeos y en ese orden) la inseguridad, el agua potable, el empleo y los servicios básicos en general. El electorado, el pueblo en general quiere que le resuelvan los problemas cotidianos de la vida no tanto los reclamos históricos por legítimos que éstos sean.
Muchos de los aspirantes del PRD que han declinado y se han convertido en verdaderos matraqueros del Senador Aguirre (claro en aras de la “unidad”), parecen olvidar o desconocen que las cosas, las obras y los programas se realizan con recursos y no basta con las buenas intenciones.
Ángel Aguirre necesita, para ser una opción ganadora, hacer una Coalición con la gente, escucharla y darle respuesta. Las elites políticas no tienen el termómetro social. Muchos harán acuerdos y negociarán para ellos y sus grupos o incluso harán guiños a la historia y al pasado, pero para ganar las elecciones es necesario darle a la gente la esperanza de un mejor futuro. Ojala que Aguirre logre romper el cerco que le tratarán de imponer los que ya ganaron las elecciones antes siquiera de que estas ocurran.

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