lunes, 14 de diciembre de 2009

Los códigos de la Nueva Política

El pasado domingo se realizó la jornada electoral en Chile. Como ninguno de los candidatos alcanzó mas del 50% de los votos, habrá una segunda vuelta que se llevará a cabo el 17 de enero del 2010. Con el último corte disponible, el candidato conservador Sebastián Piñera se alzaba con el triunfo al alcanzar 44% de los votos; en segundo lugar se situó el expresidente democristiano Eduardo Frei con 30% y en tercer lugar el joven Marco Enríquez-Ominami (MEO como se le conoce coloquialmente) de 36 años con 20%.

Más allá de las interesantes negociaciones que habrán de ocurrir de cara a la segunda vuelta (si se suman las fuerzas llamémosles, progresistas, derrotaran con facilidad a la derecha), la primera etapa deja como la experiencia mas gratificante, la sorpresiva e intempestiva aparición del fenómeno MEO.

La historia de MEO es simplemente fascinante. Su padre biológico, el dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Miguel Enríquez, murió en un enfrentamiento con la temible DINA policía secreta del régimen encabezado por Augusto Pinochet cuando Marco tenía apenas unos meses de nacido. MEO creció exiliado en Francia y fue adoptado de manera oficial por el también político Carlos Ominami quien le dio su apellido y fue en los hechos su verdadero padre. De ahí el apellido compuesto.

Al volver a Chile, MEO estudió filosofía y más tarde Cine y Televisión en Francia. Tuvo una exitosa aunque breve carrera como realizador y productor hasta que en el 2006 el impulso por la política lo llevó a ser diputado por el Partido Socialista (PS). A principios del 2009, el novel parlamentario piensa que hay una oportunidad de competir por la nominación presidencial y exige que haya elecciones primarias dentro de la coalición. Los jerarcas del partido le cierran automáticamente la puerta argumentando que el lugar le corresponde a la Democracia Cristiana después de dos periodos de gobierno del Partido Socialista. MEO se subleva, renuncia al PS y lanza una candidatura independiente después de reunir las 65,000 firmas que la ley requiere para ello. La propuesta de MEO es secundada por una coalición variopinta donde figuran el Partido Humanista, el Partido Ecologista, el Movimiento Amplio Social, el Movimiento SurDA, la Red Progresista, el Movimiento Regionalista y el Movimiento Unificado de Minorías Sexuales.

El joven candidato se dio a la tarea de intentar despertar al electorado que siempre se mantiene ausente de las contiendas. Su propuesta fresca, renovada, fuera de los estereotipos y convenciones, hizo que las candidaturas tradicionales parecieran viejas puestas en escena de teatro de aficionados al lado del lenguaje de comunicación moderna que es utilizado hoy día. Mas aún, el contraste de edades tan pronunciado(Piñera 60 años, Frei 67 años), hizo parecer a los candidatos tradicionales como un par de “viejitos” al lado del dinámico MEO que acompañado de su esposa (una famosa presentadora de televisión) y sus dos pequeñas hijas logró movilizar amplios sectores del electorado sin tener estructuras, aparatos ni clientelas.

Aunque MEO no consiguió su objetivo de pasar a la segunda vuelta electoral, logró encender los focos rojos de los partidos tradicionales en Latinoamérica. Ha quedado demostrado que existen las condiciones, objetivas y subjetivas, para que surjan a lo largo y ancho del continente, propuestas ciudadanas que desfonden a la clase política establecida. Que quede muy claro, la gente está harta no de la política sino de los políticos que es algo muy distinto.

Los partidos políticos mexicanos tienen que prestar atención a movimientos como el encabezado por MEO porque aunque en México la ley “blinda” a los partidos ante los movimientos ciudadanos, tarde o temprano la opción cívica se abrirá paso y rebasará a la clase política dominante.

Los partidos viven ajenos a la realidad de la gente. No conocen sus problemas, sus inquietudes ni sus gustos; ni sus filias ni sus fobias. Menos aun entienden los códigos de comunicación actuales ni sus medios. Los políticos mexicanos piensan que son modernos porque contratan a un tercero para que les haga su página de Internet pero ignoran y aún más, evaden el tema de la interacción con los navegantes.

Sólo aquellos partidos y aquellos candidatos que entiendan los nuevos códigos, habrán de conectar con la gente. En los Estados Unidos Barack Obama entendió y ganó. Las estructuras tradicionales y los aparatos adocenados y anquilosados pueden ser superados por formas nuevas de organización popular.

Pobres de aquellos políticos que sigan creyendo que llenar un salón con acarreados es “operación” política. Pobres de aquellos que piensen que pagar inserciones, hacer convenios y untar periodistas es “comunicación política”. Pobres de aquellos que piensen que Internet es únicamente enviar correos y publicar páginas monolíticas y unidireccionales. Pobres de aquellos políticos que piensan que hacer “políticas públicas” es repartir dádivas, gestionar para unos cuantos y acrecentar su clientela particular. El movimiento popular organizado acabará por rebasarlos inexorablemente.

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