lunes, 14 de septiembre de 2009

La Parota

La no inclusión del Proyecto Hidroeléctrico La Parota en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el año 2010 supone un grave retroceso para México en general y para Guerrero y los cinco municipios involucrados (Acapulco, San Marcos, Juan R. Escudero, Chilpancingo y Tecoanapa) en particular.

Es aventurado hablar de una “cancelación” de La Parota, lo que en realidad ha ocurrido es que después de cinco años de estar durmiendo el sueño de los justos dentro del PEF, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público decidió no incluir en el PEF 2010 un proyecto del cual no se vislumbran avances reales. Sería absurdo incluir 1100 millones de dólares (unos 14,300 millones de pesos al tipo de cambio actual) para efectos únicamente de presentación en un año de intensos ajustes y recortes. Adicionalmente la crisis económica ha ralentizado el consumo de energía y en consecuencia la urgencia de la construcción de la presa ha dejado de ser primordial.

Sin embargo La Parota es un proyecto de importancia capital para el crecimiento de México. Para los siguientes años, si el país creciera a las tasas que todos deseamos, se necesitarán 14,422 mega watts adicionales para poder satisfacer la demanda futura. De esa cantidad necesaria, La Parota por si sola contribuirá con 900. Sería cansado y absurdo volver a describir los enormes beneficios directos e indirectos tanto de la presa como de la inversión para su construcción. El debate ha sido tan largo, estéril y absurdo hasta el limite del hartazgo en la sociedad, la opinión pública y los propios actores.

De lo que se trata es de contribuir a que se puedan crear las condiciones mínimas para el inicio de un diálogo franco y abierto con todos los actores del tema para poder en su momento construir la base sobre la que se pueda construir la presa.

La realización de proyectos de desarrollo de tal envergadura, siempre han creado, en la historia de la humanidad, fuertes controversias sociales. No existe presa, carretera, embalse, trasvase o aeropuerto libre de controversia por los desplazamientos humanos y cambios de propiedad que invariablemente generan. Es por ello que aunque los grandes proyectos de infraestructura son planeados, desarrollados y construidos por los técnicos, es indispensable conducirlos con los políticos. Sin política, no hay ingeniería que resuelva.

Considero un error del Gobierno Federal, del Estado y por supuesto de la CFE, la estrategia que hasta este momento se ha implementado. Creo, así mismo, que la falta de información ha tejido alrededor de lo que debería de ser un noble proyecto, una red opositora –legítima o no– que llena los vacíos políticos y de comunicación que crean los impulsores del proyecto.

La Parota puede y debe realizarse. El gobierno debe de convencer no someter a los propietarios de las tierras y a todos los ciudadanos que se sientan de alguna manera “afectados”. La Parota puede ser realizada si los instrumentos que se usan para ello son la claridad, el dialogo, la concertación y el convencimiento. Si los instrumentos a utilizar son la imposición, la soberbia, la cerrazón y el autismo aderezados con ordenes de aprensión, represión y chicanadas legales, el resultado será el obtenido hasta el día de hoy.

La Parota es un asunto político que debe de ser resuelto por actores políticos. Siempre se habla peyorativamente de la “politización” de los temas cuando en realidad lo que se quiere evitar es la partidización de los problemas. La Parota debe politizarse más y mejor. En La Parota deben de involucrarse los políticos en tanto que son políticos y no técnicos los escollos que han evitado su realización.

Lo absurdo sería que los actores políticos hicieran los puentes y las carreteras, que los partidos realizaran la ingeniería de la cortina de la presa o que los gobernantes diseñaran las ciudades donde se reinstalarían los posibles desplazados. Al César lo que es del César. El trabajo de los técnicos termina ahí donde comienzan los retos de la conciliación de lo irreconciliable. La ingeniería es una ciencia exacta, no así la política.

Si el Estado Mexicano en todos sus niveles (Federal, Estatal y Municipal) y divisiones (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) se decide a reintentar la construcción de La Parota, deberá reconocer de los errores, enmendar el camino y comenzar de nuevo con la idea clara de que es precisamente en el terreno de la política y no de la técnica, donde se puede unir lo que a veces parece imposible.

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