lunes, 11 de mayo de 2009

Maestros

Los maestros representan el primer contacto que las personas tenemos fuera de casa. Podría decirse que son el primer contacto que tenemos con esa entelequia llamada Estado. Por eso los maestros marcan la vida sea para bien o para mal. Normalmente es para bien, auque uno difícilmente olvidará a aquél profesor o profesora que nos hizo ver nuestra suerte.

En mi caso, conservo magníficos recuerdos de maestros que me compartieron sus conocimientos y me llenaron de cariño, principalmente en la primaria. También fueron esos primeros maestros, los que proponiéndoselo o no, nos inculcaron la idea de justicia social y de lucha. Y hablo en plural porque varios de mis compañeros de instrucción primaria, están involucrados de alguna manera en el desarrollo colectivo.

Mi educación primaria fue en la escuela para los hijos de sindicalistas de la UNAM, en el Centro de Educación Preescolar y Primaria del STUNAM, así que desde temprana edad además de cumplir con el programa de la SEP, discutíamos temas de la vida nacional y más de una ocasión representamos en festivales escolares, eventos como la Revolución Cubana o la Masacre del 2 de Octubre.

Al lado de los maestros, los niños del CEPPSTUNAM, marchábamos en las manifestaciones del sindicato y las veces que hubo huelga, paramos con los mayores.

No intento hacer una apología de la educación con orientación social, simplemente describo lo que viví. Seguramente más de un pedagogo pegará el grito en el cielo por la blasfemia educativa que se cometía con nosotros, pero la realidad es que esa orientación de los maestros que además eran amigos y guías marcó para siempre nuestras vidas.

Recuerdo con cariño a Isabel, Consuelo, Carlos, Berenice, Urania, Toña la de educación física, Marcial el conserje, Juvenal el director y otros que seguramente se me escapan y que no me lo perdonarán. También estuve enamorado de mi maestra de preescolar que nunca me peló y que encontré un día en la marcha contra el desafuero de AMLO.

Mi abuelo, Fidel Núñez Ávila, así como mis dos tíos maternos, Serafín y César Núñez Ramos, son egresados de la Normal Rural de Ayotzinapa, donde aprendieron a ser y a hacer.

Por esto y por muchas razones, creo, quiero y admiro a los profesores. Ellos son la base de la sociedad. Ellos son la puerta de acceso al mundo real tras abandonar el seno materno. Ellos son los que forman el carácter, los que enseñan los valores cívicos, los que corrigen y reprenden.

Me indigna y me causa repulsión que algún o algunos grupos pretendan abrogarse la representación del “los maestros” como si fueran una masa homogénea. Las y los maestros son el colectivo más organizado, educado y conciente de la sociedad. Las y los maestros no son títeres de intereses mezquinos de ninguna persona, partido u organización. Nadie puede ni debería hablar a nombre de “los maestros”. Nadie debería tener la desfachatez de utilizar al noble gremio como carne de cañón electoral.

Cada maestra y maestro, en libertad, debe de elegir la opción que más le convenza y a los candidatos les corresponde intentar convencerles y convertirlos en replicadores de sus propuestas. Pero esto no se consigue hablando con los “líderes” (oficiales o disidentes; legales o espurios) sino con las bases no afiliadas.

Los maestros deberían saber que son libres de votar por quien así deseen. Los maestros deben de liberarse del yugo al que los somete el último sindicato corporativo que parece sacado de una mala novela de gansters.

Los maestros deben de escuchar en libertad, la propuesta de cada candidato porque en la medida en que sean libres, ayudarán a liberar a sus educandos del yugo opresor que intenta homogeneizar opiniones, filias, fobias y apoyos.

Ojala que los maestros voten amarillo, verde, azul o colorado pero concientes de su voto y no porque una señora que vive en la comodidad que le da la riqueza lograda a costillas de la base, así se los ordene.

A los maestros en su día, lo único que podemos desearles es felicidad, darles agradecimiento y pedirles que una vez más nos den con el ejemplo, lecciones de civismo.

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